La hucha rota
Es un error creer que todos los problemas tienen solución. A lo más se conllevan
En tiempos de aflicción hay que aumentar la afición al deporte, que es el mejor de los somníferos, como bien supieron los romanos y aprendimos las tribus romanizadas. El pan y el circo siguen siendo fundamentales. Aunque ahora no se deja fumar en los estadios, se permite comerse un bocata. Algo es algo, pero la gente quiere todo y el Gobierno tendrá que romper la alcancía de las pensiones para pagar la extra del verano. Han descendido los caudales y hay que volver a utilizar el Fondo de Reserva, al que ya se le ve el culo. Venturosamente ha surgido una criatura afortunada, esbelta y sonriente: Garbiñe Muguruza, que acaba de ganar no sólo el Roland Garros, sino el corazón de todos los que sabemos que el deporte, aunque no sea fundamental, es fundacional. Entre otras cosas, nos permite hacer nuestro el esfuerzo de otros, lo que equivale a presumir desde el sofá. Esta espléndida muchacha, tan natural y tan sonriente, ha aparecido en el mejor de los momentos, que coincide con el peor trance político, que como no encuentra a alguien sigue buscando a cuatro, a ver si entre todos suman uno.
Lo peor es la penuria económica y por eso y no por solidaridad, Francia e Italia se oponen a que la Comisión Europea decrete sanciones a España por incumplir los objetivos del déficit. Prefieren esperar a las elecciones y ver a quién le cae el multazo.
Los trozos de la hucha están bastante dispersos y llega un momento en el que nadie sabe si sobran piezas o faltan. Habrá que consultarle a Carles Puigdemont, que confía en que el Gobierno que salga de las elecciones del 26-J ofrezca a Cataluña soluciones para desatascar el conflicto soberanista. Un lío antiguo que ellos mismos han vuelto actual, mientras otros nos enjugamos una lágrima retrospectiva. Es un error creer que todos los problemas tiene solución. A los más, que son los de la pela, hay que aspirar a conllevarlos. La Guardia Civil está investigando en la sede central del Banco Santander. Quizá todo se reduzca a una película de policías y de ladrones, pero las monedas de la hucha no volverán a reunirse en su recipiente de barro. Estaba hecho de nuestra misma materia.