En el mapa de los talentos universales, hay ciudades que, sin necesidad de imponerse por su tamaño, lo hacen por su carácter. Reus es una de ellas. Situada en el corazón del Camp de Tarragona, Reus ha sabido encontrar su medida exacta, un punto de equilibrio. Una ciudad que ha sabido crecer con criterio, que se reconoce en sus raíces y se proyecta al mundo con naturalidad. Ser de Reus es una religión, y como religión tiene unas bases muy sólidas. Es a la vez una emoción y una realidad. Y un secreto. Porqué analizarlos motivos que permiten a la capital del Baix Camp contar con un potente número de empresas que se pasean por el mundo con una experiencia y una solvencia sin rival (el caso que hoy explica el Diari es uno de muchos) es una singularidad digna de admiración. Hablar de Reus es hablar de talento. No es casualidad que de sus calles viera la luz el genio visionario de Antoni Gaudí, uno de los arquitectos más influyentes de la historia moderna. Su creatividad, marcada por una sensibilidad única hacia la naturaleza, la geometría y la espiritualidad, es quizá la mejor expresión del espíritu de Reus: una mezcla de rigor y pasión, de modernidad y tradición, de orgullo local con mirada global. Pero Gaudí no es la única muestra. Reus es, también, cuna de empresarios, artistas, científicos y pensadores que han sabido llevar el sello catalán más allá de nuestras fronteras. Desde la histórica industria del aguardiente —que dio a la ciudad renombre internacional— hasta las empresas exportadoras actuales que lideran sectores clave de la economía europea, Reus ha sabido reinventarse sin traicionar su esencia. El famoso Reus, París y Londres que hoy se explica en la portada. El mérito no está solo en los nombres ilustres, sino en una cultura ciudadana basada en el esfuerzo, la educación y la creatividad. Aquí se valora tanto el trabajo bien hecho como la iniciativa, tanto la memoria colectiva como la innovación constante. En un mundo que a menudo tiende a la uniformidad, Reus sigue siendo fiel a su estilo. No imita; propone. Su contribución es constante, sólida y profundamente europea. En un contexto como el actual, donde las ciudades luchan por tener relevancia, Reus ya la tiene. Porque ha sabido tejer una red de talento e industria, de cultura y proyección, sin perder de vista su dimensión humana