Leo el reportaje de Norián Muñoz sobre la situación límite en que se hallan los centros especiales de empleo que dan trabajo a personas con discapacidad intelectual.
Sufren retrasos en hacer efectivas las subvenciones merecidas. Aprodisca, que da empleo a 98 personas en sus centros de Montblanc y La Selva del Camp, ha tenido que avanzar un millón de euros, obtenidos con créditos, para pagar salarios.
Durante 18 años he sido testigo de la labor de la Fundació Privada Onada, que tiene 139 trabajadores, y que también denuncia retrasos en aportaciones oficiales. Es imposible pensar en mejores presidentes que Josep Gomis y Josep Poblet y en directivos más eficaces que Josep Carlos Eiriz y Marta Tutusaus.
Los gobiernos deben valorar lo que hacen estas fundaciones, y ayudar al que ayuda, recordando que ahorran mucho dinero público y esfuerzo.