Jóvenes científicos sorprenden con sus experimentos en la Fira Experimenta de Tarragona

¿Cómo pueden los faquires acostarse en una cama de clavos sin hacerse daño?

Lo cierto es que, detrás de la hazaña, hay mucha ciencia. Jorge y Pere, alumnos de segundo de ESO del Institut Jaume Huguet, se encargan de explicárselo a dos niñas con un experimento. Primero empujan un globo sobre una lámina que contiene un clavo y, como no, explota. Luego lo hacen con una cama de clavos equidistantes y surge la magia: como la presión se reparte, el globo se deforma pero no se rompe.

La de los faquires es una de las 35 preguntas que alumnos de ocho institutos de la demarcación de Tarragona y de Barcelona respondieron ayer, recurriendo a experimentos, en la Fira Experimenta 2025.

La feria, que ocupó durante una tarde los patios del Campus Sescelades de la URV, es el acto final de Repte Experimenta, un programa de educación científica en el que han participado más de 850 alumnos de ocho centros educativos. Los alumnos, estudiantes de primero y segundo de ESO, trabajaron para poner a punto un experimento científico con la ayuda de padrinos y madrinas del mundo académico y empresarial, como explica Barbara Vastenavond, directora ejecutiva del programa.

Jóvenes divulgadores

De todos los alumnos participantes, cada instituto ha elegido a los mejores, que ayer competían por convertirse en los Millors Joves Divulgadors Científics y ganar el Premio Experimenta apadrinado por ELIX Polymers, Essity y Repsol. Dos premios eran concedidos por un jurado profesional y otro por un público de lo más exigente: niños de 6 a 12 años. Estos últimos contaban con un pasaporte que podían ir sellando en cada puesto y, al final, podían votar por el que más les había gustado.

Las preguntas por responder eran de lo más variopintas: ¿Por qué vuelan los aviones?, ¿por qué la Luna no se cae sobre la Tierra?, ¿cómo funcionan los extintores? o ¿por qué flotamos más en el mar que en la piscina?

El objetivo de la feria es despertar la curiosidad científica y fomentar el pensamiento crítico desde pequeños. «Porque hacerse preguntas es el primer paso para entender el mundo que nos rodea, y la educación científica debe comenzar precisamente aquí: con la sorpresa, la observación y las ganas de descubrir», explican los organizadores.

Otro de los valores del proyecto es poner en contacto a investigadores (los padrinos) con jóvenes de instituto. Leslie, Megan y Naima, del Institut Collblanc de la Canonja, por ejemplo, explicaban que estaban encantadas con lo que habían aprendido de su madrina, Montse Palau, una ingeniera química que, a su vez, estaba muy satisfecha con la implicación de las chicas.

Un cohete que funciona

Uno de los experimentos que causaba más expectación era el cohete, fabricado con materiales reciclados por el Institut Can Mas de Ripollet. Los niños se quedaban a esperar, una y otra vez, que el cohete saliera disparado.

El programa es impulsado desde la URV y cuenta con la colaboración de la UAB, el ICIQ, el IRTA y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología - Ministerio de Ciencia e Innovación, así como con distintas empresas del territorio.

En esta edición, los institutos participantes fueron el Collblanc (La Canonja), Can Mas (Ripollet), INS Joan Ardèvol (Cambrils), Jaume Huguet (Valls), Lluís Domènech i Muntaner (Reus), Miami (Miami Platja), Pons d’Icart (Tarragona) y Roseta Mauri (Reus).