Cultura
De campeón en Brasil a estrella del circo en Tarragona: "No quería entrar y ya llevo 27 años"
El brasileño Wellington Lima empezó en el Cirque du Soleil un 5 de mayo de 1998, después de haber sido laureado en su país de origen en la disciplina de trampolín acrobático. Explica los entresijos de espectáculos como ‘OVO’, estrenado en Europa en la Tarraco Arena Plaça

El artista Wellington Lima.
Wellington Lima (Recife) lleva la energía por bandera. Es uno de los 53 artistas que saldrán a escena en cada una de las sesiones que el Cirque du Soleil ofrecerá en la CaixaBank Tarraco Arena para representar su espectáculo OVO.
Empezó en esto del circo sin quererlo. ¿Cuánto hace y cómo le ha cambiado la vida?
Primero empecé haciendo capoeira en las calles de Brasil. Después hice un poco de gimnasia, y de la gimnasia pasé a la acrobacia, trampolín acrobático, y llegué a ser campeón brasileño. Después de eso fui a Río de Janeiro. La semana que llegué estaban haciendo una audición de circo. Alguien me reconoció y me pidió que hiciera la audición.
No le apetecía.
La verdad es que no porque acababa de ser campeón brasileño, pero ya llevo 27 años. Probé seis veces y finalmente fui. El circo me llamó tres veces y, la tercera vez, hablé con algunos de mis maestros y dije: ‘voy para allá, para tener una experiencia’. Llegué el 5 de mayo de 1998. Desde ahí estoy. Salí dos años por la covid, pero aquí estoy todavía.
¿Qué es lo que tanto le atrae?
Cada show es diferente. Y la disciplina que yo hago específicamente requiere mucho coraje, mucha energía y también mucha técnica. A mí me gusta ese desafío.
¿Su momento personal influye?
Sí, sí. Pero uno entra en una zona de foco. Cuando nos ponemos la ropa y suena la música es como si algo cambiara dentro de nosotros.
¿Cómo transmiten mensajes sin decir una sola palabra?
Es algo como mágico. Me encanta. Hay que fluir. Yo soy una persona muy expresiva, soy brasileño. Desde niño tenía eso dentro de mí, algo que a veces tenemos que mostrar. Hay personas más tímidas, pero yo no. Además, tenemos directores artísticos que nos ayudan a interpretar el personaje. Nosotros estamos ahí para ayudar a que el espectáculo funcione.
¿Cuánto tiempo tardan en caracterizarse, entre maquillaje y vestuario?
Máximo 30 minutos. Además, también tenemos que calentar, que es muy importante.
A nivel físico, ¿hay una edad en la que el artista esté al 100% de su plenitud?
Sí, la hay. En todo el Cirque du Soleil somos entre 1.000/1.500 artistas en total, y yo creo que estoy entre los 30 de mayor edad. Yo tengo algo menos de 50. Pero te digo algo: hay placer en hacer lo que uno hace, y uno se siente más vivo. Claro que uno tiene que cuidarse. Es normal sentir dolores, pero si eres joven también sientes dolor. Hay que cuidarse siempre. Gracias a Dios tenemos fisioterapia aquí y formas de cuidar nuestro cuerpo.
¿Cómo gestionan la creación de las coreografías?
Por la experiencia que yo tengo aprendí que a nosotros nos pagan para hacer viva la visión del director. Pero dentro de eso, por ejemplo en mi caso, en la cama elástica, hay una parte musical y tengo libertad de hacer lo que me apetece. Lógicamente tengo que respetar la música, el tiempo y cuidar de no lastimar a las otras personas.
¿Qué es lo más difícil para usted de la vida dentro del circo?
Estar lejos de la familia, especialmente en momentos de fiesta, como por ejemplo Navidad. Pero también hay algo lindo, que es poner un poco de fe en el corazón de las personas.