9 de cada 10 tarraconenses elige AstraZeneca de segunda dosis

Esenciales de menos de 60 completan la pauta estos días. Obvian la recomendación estatal de inocularse Pfizer y optan por repetir con la fórmula de Oxford. «Prefiero no mezclar», dicen

01 junio 2021 18:10 | Actualizado a 02 junio 2021 15:31
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Quién lo hubiese dicho hace un tiempo: la cola para Pfizer-BioNTech casi vacía y la de AstraZeneca llena en el Palau d’Esports de la Anella Mediterrània. Los tarraconenses esenciales se pinchan estos días la segunda dosis y huyen del cóctel de vacunas que recomienda el Ministerio de Sanidad para apostar por repetir marca. La mayoría lo tienen claro pese al gran lío entre administraciones, que no se ponen de acuerdo en determinar qué fabricante es el mejor para todos aquellos que se inyectaron AstraZeneca en su momento y que aguardan al segundo pinchazo.

El viernes fue el primer día tras reanudar la inmunización a esos perfiles. Pasaron 2.973 por el Palau y el 87% eligieron AstraZeneca. El sábado acudieron 1.506. El porcentaje fue todavía mayor, un 91%, a favor del antídoto de la Universidad de Oxford, que pese a ser el que está más envuelto en polémica goza de la confianza de los que ya se lo aplicaron en un primer momento, básicamente personal esencial como profesores, policías o bomberos. «Prefiero no mezclar. He leído lo que han dicho algunos científicos y creo que es mejor repetir con esta marca antes que cambiar», explica Anna Blázquez, funcionaria, en la cola del Palau d’Esports. Aida Flo, profesora, también lo tiene claro: «Le he preguntado a un amigo que trabaja en un laboratorio y me ha recomendado que me vuelva a poner AstraZeneca».

«Lo pasé mal... pero repito»

Aida confía en esa marca pese a los efectos adversos que le provocó: «Lo pasé muy mal, tuve de todo, fiebre, malestar… pero espero que la segunda dosis no me dé tantos problemas». Sandra Borrás, maestra en Tarragona, también se dirige a la cola de AZ después de firmar ‘in situ’ el papel con el consentimiento. También ha realizado sus pequeñas pesquisas al respecto: «He visto que la recomienda la Agencia del Medicamento y, al final, lo más natural es repetir la marca, a pesar de lo que diga el Gobierno. Creo que el nivel de riesgo de trombosis es muy bajo. En Inglaterra la han usado mucho, yo he vivido allí y sé que es un país serio desde el punto de vista sanitario, así que habrá que confiar». Borrás no tuvo apenas reacción tras la primera dosis, más allá de un ligero dolor en el brazo. De la misma opinión es otro profesor, Josep Maria Jornet, de Vila-seca: «No veo motivo para no repetir y cambiar, básicamente porque AstraZeneca me fue bien».

«Vuelvo a confiar en AstraZeneca, porque me funcionó bien, no tuve problemas y quiero seguir con ella en lugar de cambiar», añade Josep Pérez, otro docente convocado para administrarse la segunda dosis que le procure la inmunización total frente a la Covid-19. Algunos dudaron más. «He estado indeciso, lees las noticias, vas escuchando diferentes opiniones y al final te decantas. Opté por repetir, porque creo que es mejor. No sé qué haré si hay que ponerse más dosis, pero ahora prefería no combinar», explica Josep Fernández, profesor de Primaria en Cambrils.

Los vacunados firman un documento que alerta del riesgo "infrecuente" se sufrir trombos

La confianza en AstraZeneca es imbatible a pesar de los problemas que han envuelto a la marca, básicamente la asociación a trombos y diversos parones para impulsar estudios al respecto. El propio documento que firman recoge ya la controversia: «La comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud acordó, en la reunión mantenida el 18 de mayo de 2021, que las personas menores de 60 años que fueron vacunadas con la primera dosis de Vaxzevria, de AstraZeneca, se vacunen con Comirnaty, de Pfizer-BioNTech, como segunda dosis, para completar la pauta». El documento recalca que eso «obedece a los datos recientes sobre la seguridad y respuesta inmune observada con esta pauta de vacunación», explican, en relación a un estudio del Instituto de Salud Carlos III. De ahí que haya que firmar una documentación que establece al final: «Rechazo recibir una segunda dosis de una vacuna diferente de la recibida en la primera, que fue AstraZeneca». Y, por último: «Pido que se me vacune con una segunda dosis de AstraZeneca». Se alerta, también, justo antes del autógrafo como rúbrica, de que «conozco el riesgo infrecuente de desarrollar un síndrome de trombosis con trombocitopenia».

Àlex Arenas, epidemiólogo y catedrático de Matemáticas en la URV, se ha mostrado disconforme con la postura de Sanidad: «Se ha demostrado que la inteligencia colectiva funciona, que la gente se da cuenta y sabe buscar las opiniones de la ciencia, han aprendido a ello, a través de los medios o de las redes sociales. En este caso han entendido que AstraZeneca era la mejor opción». El problema comenzó cuando a raíz de los pinchazos con esa marca se produjeron algunos trombos. «La mayoría de países lanzaron una alerta de farmacovigilancia en la que vieron que había casos muy raros de trombos pero sí causales. Se amplió el estudio del seguimiento exhaustivo para ver qué pasaba con las segundas dosis», cuenta Arenas. En España, Sanidad decidió parar la vacunación con ese fabricante entre los menores de 60 años, «esa franja en la que se habían dado los poquísimos casos de trombos registrados», en palabras de Arenas. A su vez, el Reino Unido siguió vacunando de manera masiva. «Después de más de 11 millones de dosis se vio que la afectación trombótica era prácticamente inexistente», cuenta Arenas.

El Instituto Carlos III se propuso entonces analizar qué pasaba si se combinaban vacunas, en este caso mezclando la primera dosis de AstraZeneca con la segunda de Pfizer. Arenas, como otros científicos, también es crítico con ese planteamiento: «Para mí fue un trabajo trivial, en el que solo se analizó la parte de inmunidad adquirida para los que se pusieron Pfizer. El estudio no responde la pregunta principal y a partir de ahí el Ministerio decide que se vacuna con Pfizer de manera prioritaria y que deja en manos del ciudadano la opción de un cambio». En cualquier caso, la Agencia Europea del Medicamento proponía repetir con AstraZeneca. En esencia, «cualquier vacuna es buena, incluso si apuestas por Pfizer», dice Arenas. Tanto en Catalunya como en Tarragona, una mayoría de gente prefiere probar de nuevo con la fórmula de Oxford, que sigue impregnada de un halo de desconfianza y continúa siendo objeto de recelo desde diferentes flancos.

Tanto es así que algunos creen que hay otros intereses, como el propio Arenas: «Se sabe que con AstraZeneca ha habido una política a nivel europeo de presentarla prácticamente como una vacuna mala y eso ha hecho mucho daño, cuando en realidad es tan buena y eficaz como las otras, por eso está condenada a la desaparición, al menos en Europa. Hay cosas que no se entienden desde el punto de vista científico y que tienen que ver más con política o con economía».

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