«No todos estamos preparados para la muerte, aquí todavía es un tabú, lo tratamos como algo incómodo. Como sociedad se habla mucho de la dignidad al nacer y muy poco de la dignidad al morir. Por eso es importantísimo tener conversaciones incómodas, aún cuando no se prevee la muerte: para poder abordarlo con la mayor dignidad posible», relata la doctora Neus Martínez Martínez, médico de familia en Cambrils y durante doce años en una residencia de personas mayores. Ella fue una de las asistentes al curso Cómo dar malas noticias y gestión de las emociones de la Fundación Mémora realizado recientemente en el Hospital Lleuger Antoni de Gimbernat de Cambrils.
La muerte es una de las cuestiones que más nos aterra como seres humanos, resulta doloroso hablar de ello y lo postergamos o evitamos el máximo posible. Pero los especialistas aconsejan precisamente lo contrario: tomar conciencia real de la situación, enfrentarse a ella y aceptarla para elaborar un correcto duelo con el que sobrellevar mejor el dolor. «La muerte nunca es agradable, siempre deja una herida, pero dejará más o menos daño o pasará a ser un recuerdo agridulce y luego a uno dulce antes o después, en función de lo bien que se haya hecho», asegura Martínez.
El papel del médico es fundamental en estos casos, ya que son los encargados de comunicar las malas noticias a pacientes y familiares. «Desgraciadamente no existe ningún analgésico que quite el dolor de dar estas noticias», comenta Jose Luis Buenache, licenciado en Derecho, además de consultor y formador del ámbito sanitario y ponente del curso organizado en Cambrils.
Buenache remarca la circunstancia que «nos comuniquen una mala noticia nos puede provocar dolor, por supuesto; lo que permite el hecho de recibirla de forma adecuada es reducir su impacto tanto en la persona que la recibe como en sus personas allegadas». Precisamente Mémora, en su permanente compromiso con la sociedad, proyecta cursos, talleres, charlas y conferencias para sensibilizar a la población, facilitar los procesos y ampliar recursos para los sanitarios. En este sentido, su Fundación ha organizado el curso Cómo dar malas noticias y gestión de las emociones para acompañar a los profesionales del ámbito de la salud y sociosanitario y facilitarles nuevas herramientas con las que enfrentarse al reto de ayudar a transitar a los pacientes.
«Vivimos en una sociedad en la que no queremos decir las cosas malas para no causar un trauma, pero tenemos el derecho a tener la información, porque es nuestra vida y nuestra voluntad para poder decidir», explica la doctora Martínez.
«¿Cómo quiero que llegue?»
Cuenta Buenache que hay estudios que demuestran que dar bien las malas noticias puede producir mayor satisfacción del paciente y de su entorno, mayor satisfacción del profesional, mayor adherencia al plan de cuidados y también menos quejas: «la manera de dar una mala noticia puede determinar tanto la intensidad del impacto emocional como el consiguiente proceso de adaptación».
Ambos especialistas inciden en la importancia de preservar la voluntad del paciente por encima de todo. «Es evidente que nadie quiere que suceda: no quiero que lleguen ni la enfermedad ni la muerte, pero como sé que va a llegar, es imprescindible preguntarse: ‘¿cómo quiero que llegue?’ Porque no se puede hacer un correcto duelo cuando no estás informado», confirma la doctora.
«Mucha gene sufre por un duelo mal elaborado, porque quizá no ha tenido un correcto acompañamiento o las herramientas adecuadas para afrontarlo», asevera.
José Luis Buenache remarca que el acompañamiento profesional refuerza el rol de apoyo al paciente, ayudándole a reconocer sus emociones, consigue establecer una relación igualitaria y compartida al incorporarlo a la toma de decisiones y, además, fortalece el diálogo entre profesionales, pacientes y familiares.
Un curso «excelente»
El curso tiene una duración de 12 horas presenciales. El último se ha realizado en el Hospital de Cambrils, y el próximo está planificado en el Joan XXIII de Tarragona y en centros de Atención Primaria del Camp de Tarragona. En él se trabajan la comunicación, tanto verbal como no verbal, y los distintos protocolos existentes.
También se da un espacio importante para las emociones y la gestión emocional para poder reconocerlas y desarrollar las competencias adecuadas. En la última sesión, se ponen en práctica los contenidos tratados en los días anteriores mediante simulaciones, visualizando y comentando buenas y malas prácticas comunicativas. «Hablar de comunicar malas noticias entre los profesionales del sector es imprescindible, precisamente porque cada uno tiene sus propios recursos y vale la pena refrescárselos», comenta la doctora Neus Martínez, quien sólo tiene buenas palabras para esta formación en la que tomó parte: «¡es excelente porque toca todas las bazas!».
Añade que facilita una mirada hacia el propio interior para conocerse mejor y saber de qué recursos reales dispone cada uno. Otro punto positivo es que también les ofrece un protocolo de calidad estandarizado general sobre cómo dar malas noticias. «Es imprescindible saber qué protocolo usar», asegura, «además se ha ejemplificado con la puesta en escena gracias al roll play, en un ambiente distendido». Al preguntarle si destacaría algo más, asentía: «se nos han dado herramientas, se ha hecho cohesión de grupo y nos hace mejor profesionales si lo después lo aplicamos con nuestros profesionales en consulta». ARM