El 85% de sucursales bancarias de TGN pertenecen a tres entidades

El Banco de España sitúa a Tarragona entre las provincias con una mayor concentración bancaria, lo que afecta a la competencia y aumenta el riesgo de oligopolio financiero

05 febrero 2022 19:20 | Actualizado a 06 febrero 2022 18:19
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Un informe del Banco de España situaba ya en 2016 a Tarragona como una de las zonas con más concentración bancaria fruto de la reestructuración del sector durante la última década. Tarragona, junto con Girona o A Coruña, estaba entre las provincias españolas donde más aumentó la concentración entre 2008 y 2016, alumbrando «un escenario en el que se ha reducido intensamente el número de competidores», según el ente regulador. En otro de los indicadores analizados, también se colocaba a Tarragona en ese podio de la concentración del mercado financiero. «El aumento desde 2008 supera los 1.000 puntos en cinco provincias (Barcelona, Gerona, Tarragona, Teruel y Zaragoza)», expone el estudio.

Otro informe, en este caso del sindicato Federación FINE, situaba a Tarragona como la tercera provincia de España con más incidencia de oligopolio. Los cinco principales bancos concentran alrededor de un 95% de cuota de mercado. Tarragona está solo por detrás de Girona y de Lleida. «Los damnificados de estos elevados niveles de concentración bancaria por pérdida de competitividad son los clientes del sistema bancario y, naturalmente, el empleo adicional que se destruye. Y estos impactos afectan principalmente a nivel local», sostiene el análisis, que agrega: «En 10 provincias la situación es claramente oligopolística con cifras que en la UE están reservadas a estados miembro como Grecia, Estonia, Lituania o Chipre».

El último balance del Banco de España, con datos del pasado 30 de octubre de 2021, indica que el 85% de las sucursales financieras tarraconenses están en manos de los tres grandes: CaixaBank, BBVA y Sabadell. Las tres firmas concentran 212 de las 250 oficinas bancarias –sin tener en cuenta otros entes como cooperativas–. La situación se agrava a cada año que pasa, porque la desaparición de oficinas prosigue. En 2015, las tres principales corporaciones tenían el 70% de locales en Tarragona: 359 de 510. Si entonces había 18 entidades con presencia física, ahora hay 13, después de todas las absorciones, fusiones y concentraciones.

El mismo Banco de España señala en su análisis algunos de los riesgos de esta tendencia, que puede ir en detrimento del consumidor: «La idea que subyace es que cuantos menos bancos y más grandes existan, más fácil es comportarse de una forma no competitiva (colusiva) y por tanto obtener rentas de monopolio u oligopolio».

No es posible entender las denuncias de desatención a los perfiles de gente mayor sin esa reducción de oficinas ni sin el proceso de centralizaciones. «La situación actual es producto de una nueva situación. Las entidades financieras tienen un modelo de producción diferente, enfocado más a resultados y a dividendos que al servicio», comenta el economista tarraconense Rafael Muñoz, del gabinete de estudios de la Confederació empresarial de la provincia de Tarragona (CEPTA).

«Esto empezó cuando desaparecieron las cajas de ahorro. Los bancos eran una empresa diferente. Las cajas de pensiones eran para dar un servicio a la vejez, las rurales nacieron para servir a las familias. Pero se usaron de manera incorrecta, para otros fines que no eran los estrictamente financieros y eso provocó que la autoridad del Banco de España impusiera un correctivo fuerte», apunta Muñoz.

Este economista apunta a una doble influencia de reducción de costes financieros combinados con la incidencia de la brecha tecnológica. «Estamos excluyendo a una serie de personas, que están fuera, y los modelos actuales de negocio no han dado solución a esta situación de exclusión. Las entidades están preocupadas en reducir su dimensión, ajustar los costes con prejubilaciones o jubilaciones anticipadas para mejorar la cuenta de resultados y el dividendo de cara al accionista. Lo único que le queda al banco es el nombre», apunta Muñoz.

De la hucha al endeudamiento

«Se ha olvidado en la ecuación a la palabra clave, que es servicio. La digitalización no es otra cosa que reducir costes. La concentración bancaria es reducir empleados y oficinas para mejorar la cuenta de resultados, muchas veces a costa del servicio, que cuesta dinero», dice Muñoz, que apunta a los cambios que ha padecido el negocio financiero en los últimos tiempos: «Hemos pasado de tener el típico signo en los logos con una hucha a emplear frases como ‘Lo quieres, lo tienes’. Ahora mismo lo que da más negocio son las tarjetas de crédito, la financiación al consumo. Hemos cambiado el concepto del ahorro por el de endeudamiento. Los bancos se convierten en grandes centrales de venta más que en lugares de prestación de servicio. Se venden alarmas, seguros sanitarios... Solo la presión social podría cambiar el modelo, lo que pasa es que ese sistema de cajas de ahorro ya no existe».

El informe de la Federación FINE es contundente en la denuncia de las consecuencias de las fusiones de entidades y las desapariciones masivas de sucursales: «El Banco de España debería ocuparse de que los bancos que sobrevivieron a la reconversión no se constituyan en un oligopolio».

El análisis sindical concluye que los bancos «cierran oficinas para poder despedir empleados de manera masiva, generando una auténtica desertización financiera sobre todo en los núcleos rurales y contribuyendo, por tanto, a la España vaciada».

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