No es la primera vez que los examinadores o los Mossos d’Esquadra pillan a personas copiando en los exámenes teóricos para la obtención del carnet de conducir. Incluso hace años se utilizaba ya el método del mensaje SMS para enviar las preguntas y recibir las respuestas. Con el paso del tiempo los métodos son más sofisticados y más difíciles de detectar. Con un kit básico de espía –un móvil para enviar las imágenes del examen y un aparato receptor y un pinganillo para obtener las respuestas– es suficiente para que a uno le chiven las respuestas. Es el negocio que se ha montado una banda, que hace pagar 1.500 euros a los examinandos a cambio de tener el material necesario para poder copiar. Sólo en una semana, los Mossos d’Esquadra detectaron a seis ciudadanos extranjeros que habían utilizado este método, un sistema que por primera vez se localiza en las pruebas que realiza la Jefatura Provincial de Tráfico de Tarragona pero que desde hace meses ya se había observado en otras provincias.
Los agentes del Grup de Recerca i Documentació (GRD) de los Mossos d’Esquadra del Camp de Tarragona se desplazan a Campclar cada día que hay exámenes teóricos, principalmente los libres –los que se efectúan en Tortosa son investigados por la unidad de Terres de l’Ebre–. Antes de iniciar las pruebas, los examinadores de la Jefatura de Tráfico realizan un control documental de las personas que entran. Mientras realizan el examen, los mossos efectúan otro control documental para determinar que la persona que hace el examen se corresponde con los documentos aportados. El pasado 30 de noviembre, durante una de estas intervenciones, observaron a un ciudadano paquistaní con sudadera, que tenía un agujero en la parte del pecho, lo que levantó las sospechas de los agentes. Por su parte, los examinadores apuntaron que había otra persona y de la misma nacionalidad que llevaba la misma prenda con un agujero. A los dos examinados, cuando terminaron la prueba, se les pidió que se desplazaran hasta una sala contigua y se les solicitó que se sacasen las prendas de la parte superior de su cuerpo.
Con el material
Cuando los agentes comprobaron las sudaderas, vieron que cada una llevaba incorporado y adherido con pegamento –en otros casos con cinta americana– un teléfono móvil cuyo ojo de la cámara estaba insertado en el agujero y transmitía el examen como si fuera un skype on line. En otra parte de sus ropas llevaban un dispositivo receptor que, mediante Bluetooth –en otros casos se utiliza un cable–, envía la señal a un pequeño pinganillo colocado en el interior de la oreja, la mayoría de veces imperceptible para otras personas. Tras hacer constar los hechos, los agentes levantaron acta de lo ocurrido y se les requisó el material electrónico que llevaban y también las sudaderas.
Ese mismo día pero más tarde, cuando se realizan los exámenes de las personas que acuden por autoescuela, los agentes detectaron a otros dos más, también paquistaníes, vecinos de Badalona y Santa Coloma de Gramanet. Es algo habitual en los últimos meses que ciudadanos de determinados países que residen en el cinturón industrial de Barcelona se desplacen a otras provincias para realizar el examen copiando.
Tres días después, el 2 de diciembre, los Mossos localizaron a un ciudadano marroquí vecino de Reus que, en su caso, llevaba un jersey con el mismo dispositivo. Y el viernes de la misma semana detectaron a otro vecino de la capital del Baix Camp, en este caso paquistaní, que trabajaba en un kebab.
El responsable del GRD apunta al Diari que estas personas pagan como mínimo 1.500 euros a estos grupos organizados a cambio de dejarles los dispositivos, el jersey o la sudadera –material que retornan después del examen– y de chivarles las respuestas. La mayoría son trabajadores de bares y locutorios, a los que se acercan las personas y les ofrecen realizar estas pruebas. Los agentes continúan investigando para determinar quién está detrás.
La Jefatura Provincial de Tráfico ha apuntado al Diari que si detectan a alguien copiando no le dejan seguir con el examen. Además, su nombre queda registrado conforme ha estado copiando, pero no comporta ningún castigo administrativo ni multa. Tampoco impide a la persona volverse a presentar a la prueba. Sin embargo, cuando lo haga de nuevo, los examinadores sabrán que ya le detectaron una vez, por lo que se supone que tendrán especial atención para que no lo vuelva a hacer más.
Una práctica extendida
En los últimos meses han sido diversas las actuaciones en el mismo sentido. El pasado día 4 los Mossos cogieron a tres paquistaníes en Tortosa que utilizaban el mismo método. El día 5 de noviembre en Soria se detuvo a dos ciudadanos naturales de India y vecinos de Tarragona y Mataró, mientras que una tercera persona fue identificada, ya que supuestamente facilitaba las respuestas desde el exterior del recinto donde se hacían los exámenes. A finales de julio, en Guadalajara se arrestó a tres paquistaníes que llevaban la cámara en unos botones de la camisa.