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Tarraco Viva: «Hace 2.000 años las mujeres ya viajaban solas»

Cartas anónimas conservadas en papiro desvelan cómo era la vida de la población femenina en el Egipto romano, qué cuestiones les preocupaban y en qué ámbitos de la sociedad intervenían

19 mayo 2025 20:55 | Actualizado a 19 mayo 2025 21:00
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¿Qué cuestiones desvelaban a las mujeres de la Antigüedad? ¿Cómo era su día a día? Amaia Goñi Zabalegui, doctora en Historia Antigua, impartió el pasado fin de semana la conferencia Gent corrent, veus úniques. Una introducció a les cartes de dones de l’Egipte romà en el marco de Tarraco Viva, resultado de su trabajo de doctorado y de varios años de estudio.

¿Dónde se hallaron estas cartas?

Fue durante las primeras excavaciones regladas, en el siglo XIX, en Oxirrinco, por ejemplo. Se encontraron papiros, desechos de la administración, en vertederos excavados. Otros hallazgos tuvieron lugar en cementerios porque el papiro se utilizaba para embalsamar a las momias. Se encontraron en Egipto, pero muchos se conservan actualmente en instituciones, normalmente europeas. Si bien hasta hace poco no se valoraban, con métodos científicos aportan una información muy valiosa, de dónde proceden o qué nos dicen.

¿Qué mujeres escriben?

Lo cierto es que solo sabemos sus nombres y a quién van dirigidas. En cuanto al estrato social, la mayor parte de los mensajes están escritos en griego y, normalmente, eran las elites las que se desenvolvían en la tradición griega. Me refiero a elites locales. Aunque también hay esclavas, siervas, ayudantes...

¿Qué nos dicen?

Normalmente, son asuntos del día a día. Esto es lo que las hace tan interesantes, sobre todo en el marco de Tarraco Viva. Son personas corrientes hablando de sus cosas prácticas. La correspondencia es el único ámbito de la escritura que se le ha permitido a la mujer quienes, hasta hace poco solo podían escribir cartas o novelas de amor. Ahí es cuando tenemos que disociar la imagen que nosotros tenemos de la correspondencia de mujeres. Es decir, sus cartas están muy lejos de las que escriben Cicerón, Séneca o Plinio, que originariamente se pensaron para publicarse. Estas no son así.

En plan, me falta miel...

Exacto. Envíame cuatro panes de cebada... El valor que tienen es que carecen de filtro. No interviene un hombre que traduce o interpreta lo que dice la mujer. Es cierto que muchas estaban escritas por escribas si ellas no sabían leer, pero es la mujer la que dicta y, en ocasiones, la que introduce una postdata. Por lo que en la misma misiva se pueden apreciar dos manos, la del profesional y la de la mujer.

¿Hay constancia de partos, menstruaciones...?

Sí. Recogen gran cantidad de detalles de sus experiencias. En los partos siempre hay una mención a la unión de las mujeres, para cuidarse. O sea, una madre escribiendo a su hija o al yerno para que se traslade a su casa y así poder asistirla. Eso lo tenemos que relacionar, obviamente, con los problemas que conllevaba dar a luz en aquella época. Incluso se han conservado algunas en las que se informa de la muerte de la madre y del nonato.

¿Qué nos diferencia de ellas?

El mundo ha cambiado por completo, por lo que las interpretaciones que se hacen desde la actualidad tienen una barrera enorme. Los sonidos, los olores... No nos podemos imaginar cómo podría oler Tarraco hace 2.000 años. Nuestro cerebro está en otra dimensión a la hora de interpretarlo. Dicho esto, somos animales y, al fin y al cabo, las emociones básicas se mantienen y eso queda reflejado. Encontramos verdadera preocupación por los hijos, de afecto, de miedo, de conflictos... Eso sí que es igual.

¿Se aprecia la conexión con Roma, que una carta sale de Roma o llega allí?

La mayoría se envían dentro de Egipto, de una aldea a otra o a la capital, a Alejandría. Tenemos que tener en cuenta que el servicio oficial de correos sólo era para el gobernador o los militares. Entonces, más allá de la información de la carta, tenemos que pensar en ella como una práctica social. ¿Qué significaba enviarla? ¿Cuánta gente se involucraba en el proceso? Alguien que se dirigía a ese destino, casualmente podía entregarla, encontrar a la persona y que esta supiera leer. Las cartas que conservamos son únicas. Otras miles no llegaban y hay referencias que dicen que no han recibido respuesta.

¿El ámbito femenino se circunscribía al hogar?

No. Precisamente quiero demostrar lo contrario. Las mujeres están presentes en la familia y algunas ejercen su vida en torno a esos roles tradicionales de madre y esposa. Y las cartas, sobre todo, se desarrollan en el ámbito del hogar. Pero es que el ámbito del hogar, en Roma o en Egipto, en el mundo antiguo, es el centro de la sociedad, lo que implica que tiene muchas dimensiones. No son cuatro paredes. El hogar en el mundo antiguo abarca política, religión, economía... Todo. Entonces, las cartas demuestran que hay una presencia activa, mujeres haciendo una reclamación, gestionando negocios, viajando, moviéndose de un lugar a otro para conseguir productos, atender sus bienes...

¿Alguna anécdota?

Accidentes de caballo, por ejemplo. Una de ellas recoge que la remitente no puede llegar a su destino porque un caballo le ha pisado un pie y los barcos no salen para el lugar al que se dirige. Con esto quiero decir que hay miles de estudios sobre el mundo antiguo que resaltan, como es lógico, cómo de difícil y problemático era viajar hace 2.000 años. Pero ellas lo hacían. Y ver a mujeres con tanta personalidad es muy sorprendente.

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