El error municipal con el nuevo campo salpica la economía de los Voltors

La imposibilidad de trasladarse a Campclar obligará al club de rugby a seguir abonando 1.000 euros mensuales en el Complex Educatiu 

03 agosto 2018 19:19 | Actualizado a 03 agosto 2018 19:34
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El presidente del Club Rugby Tarragona, Andrés Lechuga, se ha reunido hoy con el jefe de gabinete del alcalde, Josep Maria Bonet, para tratar de buscar alguna solución ante el desaguisado en que se ha convertido el nuevo campo que iba a destinarse a los Voltors en el anillo mediterráneo de Campclar. El terreno de juego no es apto para el uso deportivo -fue ideado  simplemente como un parterre por los técnicos municipales- y el club ha renunciado a utilizarlo a partir del 7 de agosto como inicialmente estaba previsto, según trascendió el miércoles.

A la espera de que el alcalde Josep Fèlix Ballesteros regrese de sus vacaciones el dirigente de los Voltors ha trasladado a Bonet su malestar y frustración después de la negativa sorpresa que significó ‘descubrir’ que al esperado campo no sólo le siguen faltando dependencias anexas (vestuarios, grada, banquillos...) sino que el terreno de juego ni tan siquiera cumple con los requisitos mínimos necesarios. Únicamente son reglamentarios los palos y las torres de iluminación.

Por si eso fuera poco la imposibilidad de trasladarse obligará a los Voltors a seguir en el Complex Educatiu de Tarragona (antiga Universitat Laboral). Y por tanto, a seguir abonando los 1.000 euros mensuales, en concepto de alquiler, que llevan años pagando desde que fueron obligados a abandonar las instalaciones municipales de Campclar en 2006, a raíz del ascenso del Nàstic a Primera División (su campo fue utilizado entonces por los granas).

El Club Rugby Tarragona esperaba ahorrarse con su inminente traslado ese alquiler, que sufraga gracias a las cuotas de los socios, patrocinios y alguna subvención. Un perjuicio económico que privará a los Voltors de algunos de los proyectos que la entidad pensaba acometer a corto plazo para seguir creciendo. Otro inconveniente es la deficitaria conexión de transporte público hasta el Complexe Educatiu que con el cambio iban a solucionar.  

La entidad tarraconense, que cuenta con 250 jugadores y 300 socios, tiene un presupuesto anual de 90.000 euros, aproximadamente.

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