«Mantener la nuclear es parte de la solución, no del problema»

El Diari acoge un intenso debate sobre cómo afrontar la transición energética hacia una economía descarbonizada, con expertos y representantes territoriales del sector 

31 diciembre 2017 09:44 | Actualizado a 02 enero 2018 09:23
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

La transición energética hacia el horizonte de la descarbonización de la economía es un objetivo ineludible. En ese camino, que ya se ha empezado a recorrer, el mantenimiento de la capacidad nuclear es una premisa básica a ojos del sector. Así lo detalló el director general de la Associació Nuclear Ascó-Vandellós (ANAV), José Antonio Gago, en un debate organizado por el Diari de Tarragona,  moderado por el consejero editorial Josep Ramon Correal, y que contó con expertos y representantes territoriales del sector energético.

Operar las centrales nucleares más allá del «mantra» que limita su vida útil a los 40 años, piensa ANAV, permitirá acometer con garantías la anhelada transición, necesaria para reducir entre el 80 y el 95 por ciento de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) en el horizonte de 2050, como dicta la Unión Europea. Recalcó el alto cargo que la nuclear es una producción libre de emisiones de gases de efecto invernadero que  garantiza el suministro 24 horas al día.

Dicha transición debe sumar, en su criterio, el desarrollo pleno de las energías renovables (eólica, solar y fotovoltaica) y la electrificación de la demanda para dejar de consumir combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas).

Gago recordó que el sector de la generación eléctrica siempre  ha estado en el punto de mira a causa de su elevada responsabilidad en las emisiones de dióxido de carbono, aunque los números que ofreció desmienten en buena parte esta tesis. 

El sector emite el 21 por ciento de las emisiones globales del país, cierto, pero desde el año 2005 ha reducido un 34 por ciento sus emisiones. «Sus esfuerzos han sido notables», señaló el responsable de ANAV. Por contra, los denominados sectores difusos se llevan el 56 por ciento de las emisiones, lideradas por el transporte, con el 44 por ciento de estas emisiones. Su disminución desde 2005 ha sido menor que en el caso del sector eléctrico, de un 16 por ciento.  Y aunque España está sometida a un Plan Nacional de Ahorro y Eficiencia Energética, el 50 por ciento del consumo final de la energía «proviene, aún, del petróleo». 

Así que Gago insistió en la necesidad de una mayor electrificación de la economía, especialmente del sector del transporte, pero también de los procesos industriales y los usos residenciales. Sus compañeros de mesa coincidieron en apuntar, a razón de estos factores, que se producirá una mayor demanda energética a nivel estatal y mundial, que no podrá ser compensada con las medidas exitosas en eficiencia energética.

Un escenario sin nucleares, advirtió Gago, sólo podría ser sustituido con garantías por una enorme inversión de 7 gigavatios de nueva potencia instalada en ciclos combinados de gas entre 2020 y 2030. Si se llevara a cabo, emitirían 270 millones de toneladas de Co2 anuales a la atmósfera entre 2015 y 250 y provocarían el aumento de los precios de la electricidad en 10 euros/megavatio. «Insisto, no somos parte del problema; somos parte de la solución. Sin nucleares, la ecuación de la que estamos hablando es imposible de resolver».

El director de MADE, Jesús Benaiges, escuchó atentamente. «Nos preocupa un posible cierre nuclear, en la Ribera d’Ebre tendría un impacto enorme por los empleos directos e indirectos que genera». Los municipios miembros de MADE, un total de nueve en la Ribera d’Ebre, Terra Alta y Baix Camp, piden por ello claridad a las administraciones públicas. «Queremos saber en qué momento piensan cerrar las nucleares, ¿en 2023, 2033 o 2043?». En segundo lugar, reclaman que la decisión no sea objeto de vaivenes electorales; certeza, en una palabra. Y, por último, piden que el territorio MADE debe prepararse para atraer inversiones en energías renovables.

El director de la Fundación para la Sostenibilidad Energética y Ambiental (FUNSEAM), Joan Batalla, lamentó que España no cuenta con un Pacto de Estado para la Energía. Mariano Marzo, catedrático de recursos energéticos de la UB, apostilló que Catalunya sí cuenta con una normativa, la ‘Llei del Canvi Climàtic’, que plantea la eliminación de la producción nuclear en 2027 y los mismos objetivos de reducción de GEI que Europa. Una ley, por cierto recurrida por el gobierno español, y denostada por los expertos. «No tiene justificación técnica ni económica de ningún tipo, más allá de la aritmética de lograr unos votos de una determinada formación política. Es surrealismo llevado a la enésima potencia», denunció el catedrático. José María García Casasnovas, presidente del Comisión de Energía del Col·legi d’Enginyers Industrials de Catalunya, añadió: «Plantear el cierre total de las nucleares en 2027 es físicamente imposible, socialmente inaceptable y acarrearía unos costes desorbitados». Y sentenció, «si en 20 años se han puesto en producción 1.800 MW renovables, ¿en el período 2018-2027 pretenden poner en marcha 8.000 MW más? ¡Imposible!».  Marzo aún insistió, «es un brindis al sol que se fraguó como moneda de cambio para objetivos políticos entre partidos independentistas». 

La apelación al miedo
Marzo señaló el miedo como arma poderosa para apelar al voto
. En una época como la actual, donde la política se ha llevado a campos emocionales, lo simplista vende y no hay pacto de estado que regule la materia, «existen grupos que oponiéndose a lo nuclear logran votos. Para ellos nuclear es peligro y apelan a estos sentimientos».

Gago le respondió recordando que existen organismos, como el Consejo de Seguridad Nuclear, que supervisan y controlan la seguridad de las plantas nucleares. Y expresó su confianza en los trabajos de la comisión de expertos que por encargo del Gobierno del Estado deben dibujar el horizonte energético para los próximos años, especialmente sobre el mix energético y el papel que deben jugar las nucleares en él. Por su parte, ANAV dejó clara la intención de operar más allá de los 40 años, hasta los 60 años. 

Comentarios
Multimedia Diari