Toni y Ariadna: «Buscamos las propiedades farmacéuticas de los pétalos del azafrán»

Nuestra gente. Productores de azafrán

25 julio 2021 06:30 | Actualizado a 25 julio 2021 10:23
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Toni Rius y Ariadna Goberna producen un azafrán kilómetro cero desde la Conca de Barberà, a caballo entre Santa Coloma de Queralt y la tranquilidad de Montalegre, en Pontils. Hace más de un año hicieron un viaje a Grecia en busca de respuestas sobre el cultivo y las propiedades de esta especia. Fue una estancia de casi cinco meses en uno de los principales países productores de la Unión Europea de este ingrediente. De vuelta, trajeron una maleta llena de experiencias e interesantes teorías que ahora se han convertido en un proyecto que combina la ciencia y el arte.

Bajo el nombre de Macedònia de Safrà, en honor a la región griega donde más se cultiva, quieren mostrar los frutos de su viaje y aplicar lo aprendido para poder aprovechar toda la flor del azafrán.

Toni, desde su posición como profesor en la Universitat de Lleida y desde un grupo de investigación en el que trabaja, está indagando en las propiedades farmacéuticas y cosméticas que pueden tener los pétalos de la flor del azafrán, una parte que se desecha cuando se monda, ya que gastronómicamente se aprovecha sólo la especia y el resto se tira.

«Ya hemos recogido bibliografía de los últimos 20 años y se está haciendo algún estudio», dice él. «Queremos buscar las aplicaciones que pueden tener los pétalos, identificar sus componentes principales y sustancias químicas que puedan ser de interés», explica.

Por la vía farmacéutica, «se sabe que puede tener componentes antidepresivos y vigorizantes», asegura. La especia en sí ya posee estas propiedades y parece ser que las flores también provocarían estos efectos. «Si se encuentra este valor a los pétalos, será un plus añadido que tendrá el cultivo de azafrán, será un incentivo más para producirlo», afirma.

La idea es que en uno o dos años se pueda demostrar esta teoría y «continuar el proyecto con alguna universidad como la de Irán, donde también se trabaja bajo este pretexto y poder compartir experiencias y seguir avanzando», dice Toni.

En su aventura por Grecia, se empaparon de la experiencia de muchos productores locales. «Es un trabajo donde las mujeres participan muchísimo», dice Ariadna, «y se unen diferentes generaciones, desde niñas a abuelas que por la mañana recogen las flores y por la tarde las mondan». Sólo uno de los productores que conocieron durante su estancia aprovechaba los pétalos para otro uso, tal como apuntan las investigaciones del proyecto, enviándolos a una empresa de cosméticos.

En Grecia también se desarrolló la parte artística de Macedònia de Safrà, donde Ariadna realizó un trabajo de pintura con los tres colores de la flor del azafrán: el lila, el amarillo y el rojo, y también desarrolló tintes naturales a partir de la planta. Además, el año pasado se hizo una pequeña exposición en Santa Coloma de Queralt, donde los escaparates de las tiendas del pueblo lucían fotografías del viaje a Grecia. «Estaba todo confinado, era imposible hacer otro tipo de exposición», asegura ella, aunque la intención es hacer una muestra más extensa. Ariadna ha hecho un prototipo de cerámica de la molécula del safranal, un compuesto orgánico asilado del azafrán, que formaría parte de esta futura exposición, además de otros trabajos que prepara.

Actualmente, el azafrán que producen Toni y Ariadna llega al consumidor en infinidad de formatos: a través del Crocus, un licor, de miel aromatizada o de jalea de ratafía de azafrán, entre otros. El año pasado produjeron 200 gramos de azafrán, «un buen año» aseguran, teniendo en cuenta que para llegar a esta cantidad, se necesitan unas 40.000 flores y que la tarea la realizan manualmente entre los dos.

Si no hubiese habido una pandemia, Toni y Ariadna habrían vuelto a Grecia a seguir nutriéndose de la experiencia de los productores locales. Esta es una puerta que no han cerrado en absoluto ya que siguen estudiando griego a distancia a través de unos cursos que ofrece la universidad de Tesalónica con la vista puesta en un nuevo viaje para seguir profundizando en los secretos del azafrán.

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