«Y ahora nos toca limpiar a nosotros»

El alcalde de Querol, Jordi Pijoan, dice que en tres meses se han desmantelado en su municipio once plantaciones. Y ahora el Ayuntamiento tiene que retirar lo que no era droga

15 octubre 2021 13:50 | Actualizado a 15 octubre 2021 18:17
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«Se desmantelan las plantaciones, pero a nosotros nos toca limpiar los residuos, a cuenta de las arcas municipales». Es la queja que lanza Jordi Pijoan, el alcalde del pequeño municipio de Querol, en el Alt Camp, de unos 520 habitantes, repartidos por diferentes núcleos de población. En su término municipal, entre junio y agosto de este año, se han desmantelado once plantaciones de marihuana –todas en puntos remotos–, con más de 60.000 plantas. Parte de los residuos ya han sido eliminados y el resto está pendiente de hacerlo.

Pijoan asegura que posiblemente son el municipio de la demarcación en el que se han desenmascarado más plantaciones de este tipo de droga. Para Querol, esta problemática no es nueva. «Hace un par de años se encontraban en zonas cercanas al río Gaià, de donde sacaban el agua». Pero como se realizó más vigilancia de los cauces de agua, ahora las bandas se han desplazado a zonas de la montaña, en la que algunos casos, después de dejar el coche, se necesitan 20 minutos para llegar hasta ellas.

La competencia

«Son muchos residuos que, después de la incautación, se quedan allá. Y la competencia de retirarlos es del propietario del terreno o del Ayuntamiento», recuerda el alcalde. Mangueras, plásticos, ropa, fogones, pequeñas piscinas, tubos, restos de comida, tiendas de campaña, etc. Todo este material tiene que ser retirado con personal municipal, que tiene que invertir muchas horas en recogerlo todo y llevarlo hasta donde se ha podido llegar en vehículo.

En algunos casos, los conductos de agua miden un kilómetro de longitud. También está por retirar un depósito de mil litros de capacidad y que está a diez minutos a pie hasta el vehículo. «Los tendrán que llevar entre tres personas. Menos mal que hace bajada», comenta el alcalde.

«Es un trabajo más que tenemos que asumir los pequeños municipios», se lamenta Jordi Pijoan, quien añade que todavía no ha cuantificado cuánto le va a costar todo a las arcas municipales.

Una de las quejas que lanza el alcalde es que en uno de los casos se encontró una bombona de butano –para suministrar gas a un fogón– en medio del bosque. Y ello mientras estaba activado el Pla Alfa 3 de incendios forestales y cuando a pocos kilómetros se quemaba parte del bosque de Santa Coloma de Queralt.

El término municipal de Querol cuenta con numerosas fuentes de agua, lo que habría sido aprovechado por las bandas, unido a la amplia zona montañosa y boscosa, para instalar sus plantaciones de droga. Principalmente cogen el agua del Gaià y del torrente de Esblada. Incluso en algunos casos las tuberías cruzan la carretera para poder captar el agua en la zona baja del río y llevarla a la parte alta de la montaña. Pero en la primera desarticulación de una plantación, en la zona de Mas Biosca, se captaba de un pozo que estaba en la propia finca, que está embargada. En este caso todavía no han podido entrar a limpiar.

Miedo

Solo dos de las fincas en las que se han encontrado plantaciones son propiedad de personas que viven en Querol. «Los vecinos que viven en las masías o incluso en el mismo pueblo de Querol han detectado coches con matrículas que no eran de aquí», reconoce Pijoan. A veces, también se han escuchado de noche los aparatos de bombear agua. «Los vecinos tienen miedo porque saben que a veces estos individuos van armados». No bajan al pueblo a comprar porque en Querol no hay tienda de alimentación.

El alcalde señala que si no se realiza un cambio legislativo, o que la marihuana esté regularizada de una forma restrictiva, o que se ponga más vigilancia y agentes de los Mossos para controlar los bosques, «el problema continuará».

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