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Argelia ha vuelto a situarse como el primer país proveedor de gas natural de España después de un año en el que la crisis de precios se ha unido el conflicto diplomático que mantienen ambos países por la nueva postura del Gobierno sobre la autodeterminación del Sáhara.
La meteorología ha sido el factor que ha provocado este vuelco en las relaciones energéticas: tras un invierno mucho más suave del esperado, las necesidades de consumo de gas en España han sido menores de las estimadas, no ha hecho falta reclamar más buques metaneros como los de EE UU, y finalmente el gasoducto Mezgaz ha sido la infraestructura que más gas ha aportado a la demanda nacional.
En concreto, el 24,2% de esas importaciones han llegado desde Argelia en los dos primeros meses del año, convirtiéndose en el principal origen de suministro. En segundo puesto se encuentra Estados Unidos (con un 21,7% del total), gracias a la llegada de buques metaneros desde ese países a alguna de las seis regasificadoras con las que cuenta España activas en este momento.
Hay que destacar que en algunos tramos de 2022 EE UU llegó a aportar a España casi un 40% del gas que necesitaba, aunque esa cifra se ha reducido considerablemente casi a la mitad.
Por otra parte, España sigue recibiendo ingentes cantidades de gas natural procedentes de Rusia, a través también de sus metaneros. En concreto, entre enero y febrero este país ha aportado casi un 20% de la demanda que necesitaba España, frente a cotas de apenas el 8% o 9% registradas el año pasado.
Las buenas condiciones climáticas han provocado que los almacenamientos subterráneos en España están en febrero al 79% de llenado (28.761 GWh/mes), lo que supone un 43% más que en el mismo mes de 2022 (19.996 GWh/mes). El nivel de reservas almacenadas en los tanques de gas natural licuado (el que llega a través de buques) se ha situado durante prácticamente todo el mes entre el 50 y el 60%, en valores superiores a los registrados en 2022.
