Clamor unánime en Tarragona por el déficit de infraestructuras

Siete organizaciones del sector económico y la URV protagonizan un acto a favor de las empresas y los trabajadores de Tarragona en una muestra de unidad insólita

19 mayo 2017 19:11 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:27
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Atrás quedan las lamentaciones para dar paso a la «unidad cívica». A grandes rasgos esto es lo que quisieron poner en valor algunos de los principales representantes del tejido social y económico en el acto que protagonizaron ayer bajo el título ‘Ens hi juguem el futur. Sí al futur de les empreses i dels treballadors i treballadores de Tarragona’.

La falta de una conexión ferroviaria europea, el elevado coste de la energía eléctrica y unas infraestructuras viarias deficientes son los tres ejes de reivindicación sobre los que pilotó el acto. Éste consiguió sumar la voz de algunas de las principales organizaciones económicas de este territorio. La Cambra de Comerç de Tarragona, las patronales Cepta y Pimec-Tarragona, la Federació d’Empreses d’Autotransport de Tarragona (Feat), los sindicatos CCOO y UGT, además del clúster ChemMed Tarragona y la Universitat Rovira i Virgili (URV) están detrás de esta unidad de acción que quiere ampliar sus efectivos de cara a los próximos meses.

Quiso ponerse en valor que lo que han hecho estas organizaciones es «un acto de compromiso y confianza». Y, por ello, hacían un llamamiento «al conjunto de la sociedad civil tarraconense, a sus organizaciones, entidades y asociaciones, y a todas las personas que viven y trabajan en Tarragona para hacer piña, desde hoy mismo, con tal de poder conseguir soluciones a los problemas que tenemos».

 

Sin ancho europeo

Sin lugar a dudas, de lo que más se ha hablado durante los últimos tiempos es sobre el Corredor del Mediterrani. Un eje vital para que «la industria, desde el sector agroalimentario a la manufacturera, sea más competitiva». Sin embargo, en estos momentos esta conexión tan solo está contemplada como un tercer carril que está adjudicado desde 2013, y a pesar de que ya debería estar en marcha, ni tan solo hay encima de la mesa un calendario sobre su ejecución. Este fue uno de los aspectos que se denunció durante el acto de ayer y que está frenando la competitividad de una industria que en total suma 35.000 empleos de forma directa e indirecta.

Los convocantes afirmaron que «el hecho de no poder avanzar hoy, significa retroceder mañana». Y que esta actividad siga siendo competitiva pasa porque los costes energéticos se sitúen acordes con los de países europeos como Alemania, Reino Unido o Francia. Así lo recogen las conclusiones que se derivaron del acto, las cuales apuntan que la industria de este territorio tiene que soportar «un coste que no corresponde a la dinámica de precios de mercado, sino a decisiones que responden a los intereses muy lejanos geográficamente y económicamente a los nuestros, que tienen que ver con la política industrial».

El tercer aspecto en el que hace hincapié tiene que ver con las infraestructuras de transporte. Y, en concreto, con la «situación de parálisis» de vías estratégicas como la A-27 y el colapso de la N-340. Sobre este tema, el manifiesto recoge que «no tenemos las infraestructuras de transporte que nos corresponden».

 

El papel de la universidad

Estas tres problemáticas son las que los diferentes agentes económicos –en las que se incluyen tanto las cámaras de comercio, como los sindicatos y la patronal– han venido reivindicando desde hace muchos años. Sin embargo, ayer fue la puesta de largo de esta nueva unidad en la que también ha querido sumarse la Universitat Rovira i Virgili (URV). Ayer su rector, Josep Anton Ferré, fue, como anfitrión, el encargado de inaugurar el acto. Ferré destacó que «es muy importante que, como universidad, podamos ayudaros».

Durante su intervención hizo hincapié en «la vocación» de esta institución «acorde con los diferentes sectores productivos de referencia». Y afirmó que la Rovira i Virgili está «complacida» y «comprometida», porque «vuestro compromiso es el nuestro».

El rector finalizaba su intervención asegurando que era un acto reivindicativo para demostrar que «queremos ser un país del mundo, moderno y con infraestructuras, en el que el tren debe poder llevar nuestras mercancías al centro de Europa, con unos precios energéticos razonables y en el que podamos ir a Lleida por la A-27».

Hay que tirar de hemeroteca para encontrar la última ocasión en la que los agentes socioeconómicos se pronunciaron de forma conjunta en este sentido. Si bien, sí que es verdad que estas organizaciones han tenido un papel activo en el momento de defender el proyecto de BCN World, las infraestructuras habían quedado en un segundo plano, a pesar de que los agravios no se habían resuelto.

La última vez en las que éstas fueron las protagonistas fue en octubre de 2012, cuando las cámaras enviaron de forma irónica unas tijeras a la ministra de Fomento, Ana Pastor, para inaugurar la A-27.

 

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