Tras tres años de concepción del producto, Citysens, empresa tarraconense constituida en mayo de 2015 con el objetivo de crear productos innovadores que mejoren la vida de la gente que vive en las ciudades, acaba de iniciar la comercialización a gran escala de su primer producto:jardines verticales inteligentes con un sistema de riego automatizado, con autonomía de hasta 30 días, posibilidad de control a través de un temporizador wifi y todos los nutrientes incorporados.
Una comercialización a gran escala que comenzó en diciembre con la entrega de los jardines verticales comercializados a través de Verkami, una plataforma digital donde los creadores pueden financiar sus ideas gracias a las aportaciones de pequeños mecenas que reciben una recompensa a cambio. La campaña de crowdfunding comenzó el pasado 5 de octubre y que finalizó el 14 de noviembre. Su objetivo inicial era conseguir 10.000 euros, cifra que lograron superar en dos días. Finalmente captaron 26.218 euros y 265 mecenas a los que acabarán de suministrar sus jardines verticales en los próximos días.
Pero sus planes no se detienen ahí. La intención es cerrar 2016 con 1.000 unidades vendidas en 100 establecimientos, lo que a un precio medio de 100 euros, implicaría una facturación inicial de 100.000 euros. Un objetivo que ven factible porque el producto fue presentado en la última feria de Iberflora con gran interés por parte de los asistentes.
Sus canales de venta serán dos: su web y floristerías, centros de jardinería y pequeñas tiendas de diseño. De momento ya venden sus jardines verticales establecimientos de Tarragona, Barcelona, Terrassa, Valencia, Zaragoza o Bilbao.
En paralelo empezarán a trabajar la venta a través de grandes cadenas de distribución nacionales.
En una segunda fase su intención es llegar a los grandes mercados del norte de Europa, con Alemania, Reino Unido o Francia como principales focos de atención, ya que representan más del 50% de las ventas europeas y un consumo superior a los 9.000 millones de euros.
Citysens tiene su origen en un pequeño huerto urbano vertical de tomateras y lleno de sensores químicos que el joven Francesc Xavier Rius Ruiz (Tarragona, 1984) utilizó de conejillo de indias para su tesis doctoral. Su idea inicial era comercializar los sensores químicos que aportaban información sobre las plantas, un ámbito en el cual ya era especialista dado que en 2008 ya había formado parte del equipo fundador de NT Sensors, una spin-off de base tecnológica de la URV. Pero su contacto con el Innovation Hub de la URV, cuyo responsable Javier Andrade, es socio de la empresa, y, sobre todo, las más de 250 entrevistas con voluntarios sobre sus problemas con el cuidado de las plantas les llevaron a replantearse sus planes y diseñar jardines verticales hidropónicos (sin tierra) que resolvieran los problemas de espacio, tiempo y habilidades botánicas que confiesan la mayoría de quienes no tienen plantas en sus casas.
A través del Innovation Hub, Rius conoció también a Pär Blanking, el diseñador industrial sueco que esbozó la primera idea de los Citysens y que después remataron en la agencia Lúcid de Terrassa.
El resultado de todo ello han sido jardines con un diseño vertical, modular y personalizable, que ocupan poco espacio y que gracias a su sistema de riego automatizado, permiten disfrutar de las plantas durante todo el año, sin tener que preocuparse por marchar unos días de viaje.
Por eso, su cliente potencial son personas de entre 30 y 50 años, que viven en ciudades, que trbajan y que buscan productos innovadores que les hagan la vida doméstica más cómoda y les permitan disfrutar más del tiempo libre. Eso a nivel particular pero también quieren llegar a propietarios de pequeños negocios (restaurantes, hoteles y tiendas), que busquen elementos decorativos cómodos, de diseño y que les diferencien.
Un centro especial de trabajo de El Vendrell, la Fundació Santa Teresa, se encarga del montaje de las piezas de propileno, que proceden de Valencia.