- ‘Sierra y Canadá’ es su octavo disco. Supongo que contentos ¿no?
- La verdad es que sí, y mucho. Llevamos ya unos dos años de gira y para nosotros es una alegría enorme poder hacerla tan larga. Normalmente no duran tanto, un año aproximadamente, y por eso nos la hemos tomamos con tanta ilusión.
-Pero después de dos años de carretera y manta, ya deben de estar cansados.
- Un poco sí, la verdad. Además, ya tenemos ganas de volver a grabar un nuevo disco, porque ya hemos recibido la llamada de la productora.
-¡No paran!
- A lo largo de la gira y entre concierto y concierto vas componiendo las nuevas canciones, porque no tienes más tiempo. Pero al terminar es cuando, más relajadamente, tienes un par de meses de horas de estudio para preparar el nuevo material. El día a día de la gira es muy divertido pero también duro. Los horarios te trastocan, muchas horas de carretera y lejos de tu casa, pero lo tengo que confesar: ¡me encanta!
-Así que en el noveno disco, ¿encontraremos a otros Sidonie o siguen con el sonido de ‘Sierra y Canadá?
- Sinceramente, aún no sabemos muy bien hacia dónde lo encararemos. Lo que está claro es que sí que será diferente. Nos gusta el cambio constante. Somos un poco mareantes en este sentido porque resulta difícil clasificarnos en un estilo en concreto, pero Sidonie es así: no nos gusta repetir. Artistas como David Bowie son nuestros referentes justamente por eso, porque son capaces de reinventarse en cada disco y seguir haciendo algo nuevo y sorprendente. Por un lado es peligroso, pero por el otro es lo que nos gusta.
-Esta noche les veremos en la Sala Zero.
- Sí, y venimos con muchas ganas porque hacía tiempo que no tocábamos por aquí. En nuestros inicios, tocar en Tarragona en El Cau era un must de la gira. Y si no me falla la memoria, hemos pasado ya un par de veces por la Sala Zero.
-¿Y qué podremos escuchar hoy?
- Básicamente venimos para presentar a Sierra y Canadá. Lo que pasa es que no dejas de tocar tus canciones más míticas. Mucha gente nos dice que les encanta nuestro repertorio de canciones porque, claro, a lo largo del tiempo vas acumulando temas que se han hecho populares. En los conciertos nos gusta recuperar temas como Sidonie goes to Varanasi, Incendio o En mi garganta, pero presentando y priorizando los temas nuevos.
- ¿Son más de festival en verano o de sala pequeña en invierno?
- Son dos cosas muy distintas. Un festival es una cosa muy masiva y muy potente. ¡Es energía y adrenalina pura! Es impresionante ver a miles de personas saltando y cantando tus canciones, además de la gente que te descubre por primera vez. Pero por otro lado están las salas pequeñas, que también nos gustan mucho. Es cuando tienes un contacto directo con tu público, lo cual lo hace todo más difícil. Un festival es muy fácil porque la gente ya está contagiada, pero en una sala, tu objetivo es conquistar a tu gente.
-¿Y personalmente?
- Soy de salas pequeñas como la Zero. Es cuando sientes la respiración del público y te emocionas al ver que les emocionas.
-¿Miran al futuro o viven el día a día?
- Somos más del día a día. Hoy solamente tenemos la mirada puesta en el concierto de esta noche. Pero sí que es verdad que nuestra meta futura es seguir haciendo música mientras la gente nos quiera seguir escuchando.