La otra vida de los diputados de Tarragona

¿Qué hacen nuestros/as representantes en Madrid al salir de las largas jorna-das en el Congreso? ¿Y en casa cuando los periodos de sesiones han terminado?

28 junio 2021 18:20 | Actualizado a 01 julio 2021 09:20
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«Es una vida de monje». Así resume el diputado de ERC por Tarragona Jordi Salvador la existencia de nuestros/as representantes en Madrid. «Los días en el Congreso son muy intensos. El martes, al acabar, sueles ir a cenar con los compañeros del grupo parlamentario. Repasas todo el día y preparas el siguiente, pero también puedes relajarte y hacer bromas. Acabas sobre las 23 h. y a dormir. Yo voy siempre al mismo hostal, uno que está cerca de la Puerta del Sol, que tiene un precio asequible», cuenta Salvador.

De salir nada. O en contadas ocasiones. «El miércoles tienes que estar a las 9 en el hemiciciclo porque comienza la sesión de control. Por la tarde, comisiones. El jueves, pleno, y el jueves por la tarde, más comisiones. El ritmo es tan intenso que no te queda tiempo para visitar Madrid, ver museos, ir a la ópera... Solo una vez he ido a ver una zarzuela. No podemos entretenernos en Madrid. Es muy estresante sobre todo para los grupos con menos miembros, en que cada uno tiene que estar en varias comisiones. La verdad es que es una vida de monje. La gente tiene la sensación de que esto es jauja y no es verdad».

Habitualmente los y las diputados y diputadas están en Madrid de martes a jueves. Cogen un AVE de primera hora del martes y regresan la noche del jueves o el viernes por la mañana.

La excepción es Ismael Cortés, de Unidas Podemos, que reside en Madrid aunque los días sin pleno los usa para viajes de coordinación política del partido, principalmente en Tarragona, aunque también en otros territorios.

Hablamos de una situación ‘normal’. En plena pandemia, se viajaba menos a Madrid y todo estaba cerrado por lo que, tras la sesión parlamentaria, todos iban ‘directamente’ al hotel u hostal.

Norma Pujol, también de ERC, define las cenas con sus colegas como «un momento de desconexión, de contacto humano, de hacer equipo, algo básico para afrontar una tarea como la que representa ser parlamentario en el Congreso. Pasas muchas horas, días enteros, fuera de casa, con estrés, y el calor humano es lo que te lo hace soportable».

Sigue Norma: «Me encantaría disfrutar un poco de la vida cultural de Madrid, pero el ritmo que llevamos lo hace muy complicado. Lo único que puedo hacer es, si disponemos de un ratito entre el pleno y la cena o entre comisiones, ir a estirar las piernas dando un largo paseo por el centro».

También suele ir a pasear el diputado socialista Joan Ruiz, el más veterano de los seis porque ya lleva más de trece años en el Congreso. «No nos da tiempo a hacer vida social. Y menos el último año y medio. En circunstancias normales, quedas para ir a cenar con compañeros si has acabado relativamente pronto. Después de haber estado varias horas en el tren sentado por la mañana, luego en las comisiones y por la tarde, desde las 3 hasta las 9 o las 10 en el escaño durante el pleno, lo que más te apetece es caminar. A veces empiezo a andar, llego al Palacio Real y vuelvo». (Ruiz se refiere a un trayecto de tres kilómetros ida y vuelta).

A Sandra Guaita le pilló la pandemia en su estreno como diputado. Fue escogida en las elecciones del 10 de noviembre de 2019, el pleno de constitución de la Cámara Baja se celebró el 3 de diciembre y el mes de enero no es hábil a nivel parlamentario. Así que empezó ‘en serio’ en febrero de 2020. Al mes siguiente se decretó el confinamiento.

«Madrid estaba todo cerrado. Teníamos muchos problemas para encontrar hotel donde dormir los días que íbamos al Congreso. No podíamos hacer nada fuera del Congreso», recuerda Guaita.

«Ahora que todo se ha empezado a normalizar, tampoco haces mucha vida externa. Eso sí, me gusta ir a caminar. Hay un grupo de diputados socialistas que vamos juntos a caminar o a correr por el Retiro. También cenas con ellos. El grupo parlamentario acaba siendo como tu familia», dice.

«Si vamos ‘en manada’ nos dirigimos al Retiro. Si voy sola, para desconectar, me pongo a mirar edificios. Hasta el punto de que pasa alguien por mi lado, me saluda y no respondo porque es como si estuviera en la Luna. No tomo un rumbo fijo. A veces voy hacia Chueca, otras hacia la Puerta del Sol, o recorro el barrio de las Letras, precioso. Lo bonito de Madrid es que hay muchas cosas para ver. Me gusta perderme por Madrid como me gustaba perderme por Barcelona cuando vivía allí», detalla la socialista.

«También estamos hablando con el grupo de que, a partir de septiembre, cuando estemos ya todos vacunados, recuperemos la vida social y vayamos al cine, al teatro... para recuperar la cultura que ha estado cerrada todos estos meses», desvela.

A la intensa vida parlamentaria habitual, Ferran Bel añade su condición de portavoz del PDeCAT, por lo que tiene que reunirse con otros grupos parlamentarios y ejercer de ponente de diversas iniciativas legislativas. Aún así el miércoles por la tarde-noche, saca tiempo para ir a caminar o correr una hora y media o dos al Parque del Retiro, a solo diez minutos del Congreso. Y, como no, para las cenas con los compañeros del partido, cenas de trabajo pero más relajadas que las comidas a toda prisa en el propio restaurante del Congreso. «Ya me gustaría ir al teatro, pero no tengo tiempo», lamenta Bel. Puntualmente, eso sí, ha podido ir a alguna exposición del Museo del Prado o el Thyssen, muy cercanos.

También es un enamorado del Retiro el diputado de Unidas Podemos Ismael Cortés. «Procuro sacar tiempo para pasear por El Retiro, un trozo de naturaleza en mitad de Madrid. Esto me permite oxigenarme y desconectar unos instantes del trasiego parlamentario. También intento sacar tiempo para encontrarme con mis amigos y amigas en Vallecas y en el Rastro. Procuro diferenciar entre ocio y trabajo para salir de la burbuja política, aunque los compañeros de partido acaban formando inevitablemente parte de la red de amistades. El teatro también me apasiona y por suerte la capital tiene una gran oferta», comenta.

El diputado de Podemos también tiene la atención puesta en su Granada natal: «Mis padres viven en Granada, y estoy especialmente comprometido con estar pendiente de mi padre que está diariamente acompañado por mi madre y mi hermano. Mi padre padece una grave enfermedad degenerativa, por lo que procuro en la medida de lo posible estar pendiente de él e ir a verle, aunque no todo lo que me gustaría por desgracia y a mi pesar».

¿Y en casa?

¿Qué hacen los diputados y las diputadas cuando el periodo de sesiones ordinario se termina? En enero, julio y agosto no hay reuniones, salvo plenos extraordinarios o comisiones. Se dedican a la vida de partido y a encuentros con diversos sectores para recoger sus peticiones o inquietudes. También vida municipal, como en el caso de Norma Pujol, o formativa, como Ismael Cortés. Aparte de las vacaciones e intentar conciliar con la vida familiar.

Pujol: «Compagino el trabajo parlamentario con ser edil en Flix y con la tarea más orgánica de partido como secretaria general de la Federació de ERC Ebre. Hace seis meses que fui madre y ahora toca aprender a conciliar la vida familiar con la profesional. Hasta ahora la profesional se había casi comido al completo a la vertiente más familiar».

El tiempo sin sesiones «lo aprovecharé para intensificar algunas de las actividades de formación que imparto puntualmente, tanto en universidades nacionales e internacionales como a través del Instituto 25M que dirige un querido compañero, Juan Carlos Monedero», concluye Cortés.

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