Paula Valls (Manlleu, 1999) cuenta con una voz prodigiosa y una facilidad innata para componer e interpretar. Su estilo, fresco, recuerda a la sensibilidad de Norah Jones y la fuerza de Amy Winehouse. En 2016 publicó su primer EP, Black and White, un alegato a la buena música negra, con canciones compuestas por ella y arreglos de Guillem Soler. Con sólo 17 años ya se ha hecho un hueco en la escena si descuidar su formación. Toma clases de canto. «Es un modo de no hacerte daño a nivel vocal y poder llevar a cabo una gira como las que estamos haciendo», asegura. Este sábado (21.00 horas) se subirá al escenario del Bartrina de Reus.
- ¿Sigue tomando clases de canto?
- Sí, la formación es muy importante para poder tener una voz bonita, tanto en la grabación del disco como en los directos. Conocer te permite tener más recursos a la hora de interpretar. Estudio jazz clásico principalmente, pero toco un poco de todo. Todos los imputs, indiferentemente del estilo, son muy importantes en la formación.
- ¿Ser tan joven le ayuda o le perjudica a la hora de abrirse camino en la música?
- Nunca me lo he planteado. A pesar de los resultados tan bonitos conseguidos con el primer EP, con 17 años tengo mucho por aprender. Pero también es cierto que gracias a ser tan joven se me abren muchas puertas a nivel profesional.
- ¿Alcanzar el éxito tan rápido le asusta o le da una presión añadida?
- La presión es buena si la sabes gestionar. Te ayuda a no dormirte y a seguir aprendiendo. Me gusta lo que hago con la banda, nos los pasamos muy bien en el escenario y todo lo que está sucediendo no estaba previsto porque no buscábamos nada. Ha llegado y queremos que la gente participe de ello de un modo natural. Hay mucha verdad en los músicos y es un proyecto sincero y sin haber pensado demasiado el en concepto de single. Hay que dar una oportunidad al trabajo entero de los artistas
- Dice que los músicos no tienen que ir de estrellas.
- Los músicos tienen que ser solo eso, músicos y sentir la música, contagiar energía y sentimientos. Si no conseguimos emocionar, por mucha técnica que haya detrás, algo no estamos haciendo bien. Sobre todo tenemos que intentar, entre todos, no ver la industria musical como una complicación.
- ¿Cómo adquirió la rutina de componer con el piano?
- Para mí es una necesidad hacerlo. No tengo un horario y luego desconecto, sino que lo hago en todo momento. A veces paso horas sin ser consciente del tiempo invertido. Aprendí a componer con el piano porque tengo más habilidad.
- ¿De dónde le viene el gusto por la música negra que se refleja en ‘Black and White’?
- La verdad es que escucho de todo y muy diferente, pero mi padre me ha influenciado muchísimo en todo lo que es mi cultura musical. Cuando era pequeña desayunábamos cada día con un disco diferente y así poco a poco, con la formación, hasta haber hecho este primer EP.