Top60: Museu de la Vida Rural

Adéntrate en el origen de la agricultura en L'Espluga

19 mayo 2017 18:24 | Actualizado a 21 mayo 2017 16:52
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L’Espluga de Francolí, municipio de la comarca de la Conca de Barberà, cuenta con diversos atractivos culturales. Dos de ellos son lugares idóneos para visitar este verano. Como ya presentamos anteriormente, esta localidad catalana alberga la Cova de la Font Major y además, el Museu de la Vila Rural (MVR).

El Museu de la Vida Rural fue creado el año 1988, cuando Lluís Carulla transformó la antigua casa pairal de la familia Carulla en museo. Este museo comprende todas las características propias de la vida tradicional de las villas y pueblos de Catalunya, haciendo especial hincapié al campesinado como elemento destacable dentro del mundo rural.

21 años después de la inauguración, a final del 2009, podría decirse que el museo volvió a nacer. El discurso museográfico exigía una revisión radical para que pudiera adecuarse a unos tiempos que habían evolucionado de forma muy importante desde finales de los ochenta. Asimismo, Dani Freixes, arquitecto muy reconocido y museólogo, fue el encargado de construir los dos edificios nuevos del equipamiento, además de dotar sus dependencias de nuevo sentido. Desde entonces, el MVR ha pasado de ser una referencia estrictamente etnográfica a erigirse en una institución mucho más dinámica que abarca terrenos como la economía, la sociología, la historia o incluso la filosofía.

Y es que la renovación ha permitido dar un aire más dinámico a las exposiciones permanentes que podemos encontrar. Con la introducción de medios audiovisuales, sistemas interactivos y una correcta iluminación, el nuevo museo está diseñado para hacer un recorrido emocionante.

El museo contiene un variado fondo de piezas de exposición permanente relacionadas con la vida tradicional, la cultura, el campesinado, las artes y los oficios artesanales

Sus colecciones se encuentran divididas en diferentes secciones instaladas museográficamente para recorrer a través del tiempo y hasta el presente el conocimiento del mundo rural catalán. La principal función de un museo de estas características es conservar este fondo de piezas de gran valor para el mundo cultural actual. Impulsa la difusión de todo lo que se pueda vincular con la vida rural, fomenta la búsqueda etnológica y participa en investigaciones y publicaciones de este tipo con servicios de conservación, restauración, documentación y difusión.

El MVR es considerado un centro cultural abierto. En él se programan exposiciones temporales que, además de hablar sobre la temática etnológica del museo, también se abre a cualquier representación artística. De esta forma el museo es una infraestructura cultural de temática polivalente.

Visita al museo

En la antigua casa pairal de la familia Carulla, el edificio original del museo, existen cuatro plantas y el mismo número de salas, que muestran, a grandes rasgos, el pasado del mundo agrícola. Ofrece un repaso por los tres grandes cultivos de la costa Mediterránea (vides, cereales y olivos) y sus procesos de elaboración. También permite conocer cómo se trabajaba el campo antes de su industrialización: el campesinado, los oficios tradicionales y la vida del pueblo… Las piezas más representativas del museo son clasificadas como: máquinas, cerámica, utensilios y objetos interesantes. Esto nos lleva a analizar cómo el hombre ha llegado a transformar el territorio y las relaciones entre sus habitantes a lo largo del tiempo, recorriendo las grandes transformaciones del campo en los últimos 70 años.

En el corredor que comunica el edificio antiguo con el principal de los edificios nuevos, en la planta baja del edificio central, anexo, encontramos la Sala dels carros, donde pueden contemplarse modelos de distintas tipologías. La visita acaba en uno de los dos edificios nuevos, en el que se analiza la modernización e industrialización del campo. Además, también podremos contemplar distintas colecciones de gran valor, que muestran el ejemplo de toda una vida de coleccionista del fundador del museo. Destaca la colección Tota una vida, un centenar de figuras de barro del célebre pesebrista Josep Traité. En la cuarta planta del edificio hay colecciones de setas, pájaros, mamíferas y un herbolario. La visita acaba repasando los grandes cambios experimentados por el sector en los últimos 40 años.

El Museu cuenta con dos salas para exposiciones temporales. Y su última novedad es un huerto ecológico plenamente activo que enseña a los visitantes (sobre todo a los más pequeños) la procedencia de muchos de los alimentos que consumimos.

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