Uno de cada cuatro parados lleva más de dos años sin trabajar

El desempleo de larga duración se ha disparado en Tarragona desde 2010. El drama, ajeno a la recuperación, se ensaña con los que tienen más de 50 años. La vuelta al trabajo se complica

19 mayo 2017 18:28 | Actualizado a 21 mayo 2017 16:50
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A duras penas mejorando sus estadísticas, el paro en la provincia sigue tiñiéndose de drama, sobre todo si se atiende a alguno de sus indicadores. En general, el desempleo da una de cal y otra de arena: por una parte, sigue con una recuperación lenta; por otra, las cifras continúan siendo elevadas. En ese contexto, el desempleo de muy larga duración se enquista y se recrudece, erigiéndose en uno de los perfiles que más padece el socavón económico.

El paro de muy larga duración se ha triplicado en los últimos seis años en la provincia, justo cuando la crisis ha causado mayores estragos. En enero de 2010 había 4.608 tarraconenses que llevaban en el paro más de 24 meses; en enero de este año la cifra se ha disparado hasta los 15.834.

Todo ello, además, mientras el balance global del paro sí ha descendido entre ambas fechas: de 64.907 desempleados de hace seis años a los 62.332 del último mes de enero, lo que refleja un retroceso del 3,9%, según los datos del Observatori d’Empresa i Ocupació. En junio, un periodo marcado por la campaña estival, también se ven diferencias: en 2010 había 5.586 ciudadanos sin trabajo desde hacía más de dos años. Ahora la cifra es de 14.531.

Es un dato casi triplicado, mientras que, en global, la estadística sí se redujo en 9.433 personas, un 15,5%. La recuperación del empleo de los últimos trimestres se ha concentrado en las personas que llevaban poco tiempo en el paro, teniendo en cuenta una de las lógicas: la posibilidad de encontrar un empleo cae en picado según crece el tiempo de estancia en el paro. Otra comparativa es ilustradora: mientras hace seis años sólo el 9% de los parados en la provincia llevaban más de dos años buscando un empleo, hoy son el 28% –uno de cada cuatro–, casi cuatro puntos superior a la media española, del 24,8%.

La larga duración del desempleo incluye varias dificultades añadidas. A la finalización de las prestaciones sociales se añade otro problema: la edad. De los 14.531 parados de larga duración que hay ahora en la provincia, 9.420 tienen más de 50 años. Joan Llort, secretario general de UGT en Tarragona, desglosa parte de ese perfil: «Son personas de más de 50 años, con experiencia laboral, que tienen la posibilidad de reciclarse para nuevos trabajos pero a las que no se les da la oportunidad. Muchos sectores empresariales consideran que son muy mayores, y se genera una bolsa de personas sin trabajo y a veces sin ayudas, y eso es un problema. También hay que tener en cuenta a toda esa gente que ni siquiera está apuntada al paro. Es un pez que se muerde la cola». Llort también apunta a otro perfil: el femenino. «Es otro sector en el que, en función del ámbito, es muy difícil encontrar trabajo, y hallamos empleos inestables, muy precarios e inseguros». En Tarragona, el sector servicios se lleva la palma. Más de la mitad de los parados de hace más de 24 meses son en ese sector: 8.739 personas de ese total de 14.720. 

Las grandes limitaciones

Todo este contingente de parados se topa con algunas dificultades, a veces condicionadas por la edad, como explica Marcos Huergo, director adjunto de Lee Hecht, una agencia de colocación: «Cuando el parado de larga duración es joven, está vinculado generalmente a un fracaso laboral o dificultad para hallar un primer empleo. Son personas que no han llegado a consolidarse en el mercado laboral, situaciones asociadas a cualificaciones muy escasas. Se ha visto mucho con la construcción. Muchos dejaron de lado la formación. Ahora, tras la crisis, te ves fuera del mercado». Añade Huergo: «También se ha percibido mucho en determinadas zonas turísticas. Alguien de 16 años podía ganar su salario en restauración, priorizando eso antes que una formación».

En la provincia, el grueso de los parados de muy larga duración son trabajadores de la restauración y vendedores. Son 2.989 en total, y superan a artesanos, empleados de la industria y la construcción (2.001) y a personal de oficina, contables y administrativos (1.559). Sin embargo, la principal preocupación es el paro sostenido en el tiempo para aquellas personas que han pasado los 50, aunque con matices, como sostiene Huergo: «Hay que hacer una reflexión. Tener 45 años o más no siempre es un hándicap para encontrar empleo. Hay posiciones en las que, en realidad, se está en plena madurez. En Tarragona está toda la industria química, donde hay una demanda de perfiles formados y muy especializados, donde la experiencia es un grado».

Desfase de conocimientos

Más allá de esas oportunidades, la persona que lleva más de dos años en la cola del Inem debe superar algunas limitaciones. «Cuando hablamos de perfiles técnicos, hay una dificultad muy clara que es el desfase de conocimientos. Desde jóvenes nos formamos, pero parece que una vez llegamos a trabajar, no nos preocupamos por el aprendizaje en el sector. Las tecnologías evolucionan, todo cambia. Pasado el tiempo, te puedes encontrar con que no has hecho una actualización. Si no te has ido formando, cuando te quedas fuera te puede llegar a costar mucho reincorporarte al mercado laboral», desgrana Huergo.

Tampoco se antoja sencillo encarar una reintegración en el trabajo después de que la crisis haya cambiado en buena medida algunas de las directrices, como por ejemplos el desfase salarial. La recuperación económica ha venido acompañada de la creación de un empleo más precario y con condiciones salariales más bajas. «La gente joven que no tiene responsabilidades ni obligaciones puede adaptarse al nuevo panorama más fácilmente que alguien de 45 o 50 años con obligaciones a su cargo», cuenta Huergo, que alerta de cómo la mentalidad también puede jugar en ocasiones en contra. «A cierta edad puede haber una resistencia a los cambios. Nos cuesta más ver alternativas, cambiar de sector e incluso de empresa. Otra asignatura pendiente de nuestro mercado laboral es la movilidad geográfica, a veces por la propia hipoteca y ese lastre», añade. ¿Qué hacer en esas circunstancias?. Uno de los mandamientos de los analistas es la actualización constante de conocimientos. «Hay que pensar siempre en la empleabilidad, aunque estés trabajando, y estar pendiente de actualizarte. Cada cierto tiempo hay que reflexionar en torno a nuestra carrera profesional y a cómo gestionarla, y no hace falta ser un alto directivo de una empresa». Otra de las tareas pendientes consiste en la atención y la cobertura a esa bolsa de paro enquistado, considerado como estructural por un informe reciente de la UE. Jaume Pros, voz sindical en Tarragona de CCOO, alerta de la preocupación que genera la situación de este colectivo: «Es uno de los sectores que más está sufriendo el paro. Hay mucha gente que ha salido expulsada del mercado laboral y que tiene muy difícil reciclarse. Planteamos que es urgente dedicarles una atención especial y asegurar la subsistencia de estas personas».

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