Vértigo nacionalista

Consecuencias. El acuerdo postBrexit da alas al independentismo escocés y a la reunificación de las dos Irlandas

06 diciembre 2020 09:40 | Actualizado a 06 diciembre 2020 17:04
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E l Reino Unido y la Unión Europea (UE) se han adentrado en «la última semana» de negociaciones para concretar su relación comercial tras el Brexit, aunque todas las fuentes coinciden en que persisten «las mismas divergencias significativas». La legislación comunitaria dejará de aplicarse en el Reino Unido el 1 de enero, cuando entre en vigor definitivamente el Brexit. Por ende, el acuerdo sobre la futura relación debe concluirse antes de esa fecha para poder ser ratificado por ambos implicados.

El portavoz del primer ministro británico, Boris Johnson, subrayó anteayer viernes que el diálogo está «en un punto muy difícil». En sus declaraciones, el portavoz dejó claro que no se llegaría a un acuerdo si no se respetan los «principios fundamentales de soberanía, pesca y control de las fronteras» del Reino Unido.

Angela Julian, una ciudadana británica, desvela al ‘Diari’ su «frustración por la falta de previsión del gobierno» y asegura que «ninguno de los lados obtendrá el trato que quería y estaremos todos peor». Ann Kramer, directora de una pequeña empresa en Oxford, considera que llegarán a un acuerdo pero «dejarán muchos cabos sin atar». Ambas coinciden en que hay una gran desinformación por parte del gobierno. «Las empresas están recibiendo cartas del gobierno que nos dicen que nos preparemos para el 1 de enero, pero nadie tiene ni idea de para qué nos estamos preparando» explica Julian.

El referéndum de 2016

En el referéndum celebrado en 2016 en el Reino Unido un 51,9% de los británicos votó a favor de abandonar la UE, frente a los 48,1% que votaron para quedarse. Estos resultados difirieron entre las cuatro naciones del Reino Unido. En Inglaterra y Gales ganó la opción a favor de abandonar la UE con un 53,4% y un 52,5%, respectivamente. Por contra, en Irlanda del Norte y Escocia ganó la opción a favor de permanecer en la UE con el 55,8% y el 62%.

Entre los motivos por los cuales casi un 52% votó a favor de abandonar la UE están los argumentos económicos, el sentimiento de identidad nacional y el populismo antiestablishment, aunque uno de los principales fue la inmigración. Philip Digges, un ciudadano británico resume el sentimiento de muchos británico: «Los ideales del Mercado Común Europeo original eran loables, pero el proceso de integración a lo largo de los años se ha llevado a cabo por Bruselas sin contar con la gente».

Julian explica resignada que los votantes a favor de abandonar la UE «aceptaron la idea de que los burócratas europeos nos habían quitado el derecho democrático a tomar nuestras propias decisiones». Lamenta que «la derecha haya culpado a la inmigración» de problemas por los que atraviesa el país y «hayan alentado la xenofobia y el deseo de querer volver a la ‘pequeña Inglaterra’».

Las consecuencias

Digges lamenta que «la calidad de la discusión en el periodo previo al referéndum fue mala y hubo información errónea por parte de ambas campañas». Julian confirma esta situación y añade que «la gente no entendía realmente por lo que estaban votando».

Julian augura que «los precios de todos los productos subirán y habrá escasez». Los efectos se sentirán también en la UE: «Tendremos problemas para viajar al resto de Europa ya que será más difícil y caro, lo que podría afectar a países como España, Grecia y Portugal, que dependen en gran medida de los turistas de Reino Unido».

Tanto Julian como Kramer descartan episodios de violencia a raíz del Brexit y coinciden en que sería más probable que aquellos partidarios del Brexit recurrieran a la violencia si el país no abandonara la UE. Julian considera que «la mayor probabilidad de violencia está en Irlanda del Norte» y teme que las «tensiones sectarias que aún existen» puedan reavivar el conflicto». Kramer afirma que «las profundas divisiones en la sociedad tardarán mucho en sanar» y lamenta que «ni el gobierno ni la oposición actual hayan podido curarlos».

Otra de las consecuencias del Brexit fue el rebrote independentista en Escocia, que coincidió con la retirada formal de la UE, a principios de año. Julian advierte de la probabilidad de que Escocia abandone el Reino Unido ya que en el referéndum de 2014 «se les dijo que si abandonaban el Reino Unido serían expulsados de Europa, pero ahora no tienen nada que perder».

Nicola Sturgeon, líder del Partido Nacional Escocés (SNP), asegura que «la independencia está claramente a la vista». Los sondeos de intención de voto apuntan a una mayoría del SNP en las elecciones autonómicas, planeadas para el próximo mayo. La victoria por mayoría absoluta del programa soberanista pondría más presión el Gobierno de Boris Johnson que se niega a facilitar una segunda consulta. Digges cree «muy probable que Escocia busque, obtenga y gane un referéndum para votar su independencia en la próxima década».

La frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte es uno de los principales obstáculos para el acuerdo. Julian advierte que «si las fronteras duras regresan, podría romperse el proceso de paz y hacer que reaparezcan los disturbios y la violencia». Teme que las «tensiones sectarias que aún existen» puedan reavivar el conflicto.

Dermot McGrath, historiador y ex-director de la Casa Irlandesa de Tarragona, afirma que «los irlandeses siempre hemos estado en contra de la ocupación inglesa de los seis condados».

Jonathan Powell, fue uno de los responsables de los acuerdos de paz con Irlanda del Norte durante el gobierno laborista de Tony Blair, pronostica que «en los próximos diez años habrá una votación para crear una Irlanda unificada a causa del Brexit». Según asegura el negociador del Acuerdo del Viernes Santo, «por primera vez hay una mayoría, aunque estrecha, que quiere una Irlanda unificada».

Al contrario de lo que Powell afirmó a principios de año, McGrath no cree que los seis condados que conforman Irlanda del Norte se independicen, aunque no descarta un sistema federado gestionado por Londres y Dublín a partes iguales. «Jamás pensé que sería partidario de un sistema federado ya que mi abuelo fue asesinado por los ingleses. Pero eran otros tiempos», confiesa.

Hoy hace 98 años que la República de Irlanda se independizó formalmente del Reino Unido. McGrath explica al Diari que «el gobierno irlandés siempre apoyó los intentos de unificar las dos Irlandas» aunque «tuvo que andar con discreción» porque el Ejército Republicano Irlandés - conocido como IRA - era una organización terrorista.

Motivos para la reunificación

McGrath explica los dos motivos históricos por los que la población de Irlanda del Norte no querían unificarse con Irlanda, aunque los irlandeses «ansiaran la reunificación». En primer lugar, la mayoría protestante de los años 60 como obstáculo, aunque explica que «ahora los católicos ya suman casi la mitad de la población». En segundo lugar, McGrath lo atribuye a que «en los años 70, la República de Irlanda tenía una economía muy pobre». Sin embargo subraya que «ahora está entre las economías más fuertes del Unión Europea».

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