El deterioro del sistema público catalán contrasta con la euforia que vive la sanidad privada en este territorio, impulsada precisamente por el hundimiento de la pública. Y es que los pacientes, hartos de unas listas de espera que se hacen interminables, acaban entregándose a los brazos de las mutuas, a las que sienten como «aliadas» aun sabiendo que pagarán dos veces por el mismo servicio. Lo que más valoran es precisamente la brevedad en la obtención de las pruebas diagnósticas y la facilidad para concertar una cita. Así, más de uno de cada cuatro catalanes –el 29,1%– tiene un seguro médico privado. De hecho, un informe asegura que cada catalán gasta al año de su bolsillo en este capítulo una media de 489 euros.
El crecimiento de la sanidad privada se ha visto favorecido por la administración, no en vano Catalunya es cada vez más líder en el gasto destinado a contratación con centros privados. Nada menos que el 25%, casi 2.500 millones de euros. La siguiente comunidad, Madrid, se sitúa en el 11,7%, con 713 millones. Esto explica que la sanidad privada experimentara un crecimiento anual del 2% en el número de asegurados y del 4,4% en el volumen de primas en el periodo 2013-2016.
Y es que Catalunya es la segunda comunidad con más presencia de sanitarios en el sector privado, 41.922, entre médicos, enfermeros y otros profesionales. Además, el 33% de los hospitales y el 38% de las camas hospitalarias de la comunidad son privadas, un 26% más que la media nacional. En ellos se realiza el 25% de las intervenciones quirúrgicas, el 22,4% de las hospitalizaciones, el 19,5% de las urgencias y el 15,7% de las consultas.