Cèsar Puig declara que no tenía competencias operativas sobre los Mossos

El vallense, secretario general de Interior el 1-O, niega junto al exdirector de la Policía catalana, que tuvieran capacidad para impedir el referéndum

24 enero 2020 10:30 | Actualizado a 27 enero 2020 11:29
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El exsecretario general de Interior Cèsar Puig, segundo del conseller Joaquim Forn cuando se celebró el 1-O, aclaró ayer que carecía de competencias operativas y estratégicas sobre los Mossos d’Esquadra y que su único cometido con respecto de la Policía catalana era obtener presupuesto para equipamiento y personal. El vallense así lo sostuvo en su declaración en el juicio por rebelión en la Audiencia Nacional, en el que afronta una petición de 11 años de cárcel, al igual que el exmayor de los Mossos d’Esquadra Josep Lluís Trapero, y el exdirector de la Policía catalana Pere Soler.

Al igual que explicó Trapero en su declaración, Puig también apuntó a la «confusión» que hay en la causa sobre el organigrama del Departament d’Interior porque se le compara con el de la Guardia Civil. Dijo que se trata de una estructura «muy distinta», en la que, bajo la dirección del conseller, el departamento se estructura en paralelo en la secretaria general, la dirección policial, la de bomberos y la de administración de seguridad, por lo que la jerarquía de Mossos es la siguiente: conseller, director de policía y prefectura. Por tanto, de él dependía la dirección de servicios, personal, y toda la inversión que necesitaran los Mossos en equipamiento, pero en ningún caso la dirección operativa, según dijo.

Precisó también que entre sus competencias tampoco tenía ninguna relativa a la celebración del referéndum, sobre el que señaló, al igual que otros acusados, que la opción del Govern era que fuera acordado con el Estado.

A preguntas del fiscal Pedro Rubira, Cèsar Puig manifestó que cuando el tarraconense Jordi Jané dejó el cargo de conseller de Interior, poco más de dos meses antes del 1-O, su intención fue también dejar el cargo, pero el conseller Joaquim Forn le pidió que continuara porque se trata de un departamento de una «grandísima complejidad». Además, reveló Cèsar Puig que el entonces secretario de Estado de Seguridad –José Antonio Nieto, con quien él había trabajado codo con codo para desbloquear la Junta de Seguridad de Catalunya–, le mandó un whatsapp diciéndole que en el Ministerio de Interior les interesaba que él siguiera en la conselleria. También Trapero le pidió que siguiera en el cargo, ya que tenía una fama de «persona moderada», señaló para explicar los motivos que le llevaron a no renunciar. «Yo entendía que era mejor continuar y no la posición más cómoda que era dejarlo», resumió.

Negó también que su designación fuese por militancia política. «A mi no me propone el partido para ese cargo ni cualquier otro cargo que haya tenido», ha asegurado tras indicar que lleva en la administración de la Generalitat desde 1982.

Pere Soler, exdirector general de los Mossos, negó por su parte haber movido un solo dedo para conseguir que el cuerpo no hiciera nada por impedir el 1-O. Se refugió en que su puesto era básicamente burocrático y negó que su perfil de conocido activista independentista fuera el motivo por el que, dos meses antes del 1-O, el Govern le pusiera al frente de los Mossos. Sostuvo además que desde el Govern no le pidieron que incurriera en ningún acto ilegal, y que hubiera dimitido de ser así.

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