Inhabilitación, elecciones o Pere Aragonès al mando de la Generalitat

Quim Torra es el primer president desde 1978 que puede ser inhabilitado en ejercicio, lo que derivaría en escenarios como un adelanto electoral o el ascenso del vicepresidente (ERC)

19 noviembre 2019 08:50 | Actualizado a 20 noviembre 2019 12:15
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Estos son los escenarios posibles que puede conllevar el juicio:

1. Riesgo de inhabilitación

Torra corre el riesgo de ser condenado por el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya a una pena de hasta dos años de inhabilitación por desobedecer la orden de la Junta Electoral de retirar lazos amarillos de la Generalitat antes de las generales del 2-A.

La Fiscalía pide un año y ocho meses de inhabilitación para cualquier cargo público de ámbito local, autonómico, estatal o europeo y una multa de 30.000 euros, mientras que Vox, acusación popular en la causa, eleva la petición hasta los dos años de cárcel y una sanción de 72.000 euros.

2. Aragonès, ¿nuevo hombre fuerte?

Los equilibrios de coalición de JxCat y ERC podrían verse alterados con una inhabilitación de Torra, ya que, de acuerdo con lo que marcan los artículos 6 y 7 de la Ley de la Presidencia de la Generalitat y del Govern, le tocaría al vicepresidente, Pere Aragonès, asumir el mando del ejecutivo.

Aragonès no es solo el hombre fuerte de ERC en el Govern, sino también el perfil mejor posicionado para suceder a Junqueras como próximo candidato de los republicanos a la presidencia de la Generalitat. Pese a haber sectores que preferirían ver al presidente del Parlament, Roger Torrent, o al exportavoz de ERC en el Congreso Joan Tardà al frente de la candidatura del partido, el propio Junqueras, condenado a 13 años de prisión, ya ha dado a entender públicamente sus preferencias por Aragonès, y la opinión del líder preso pesará enormemente. Si Torra es inhabilitado, se activará el procedimiento para elegir a un nuevo president: en los diez días siguientes, el presidente del Parlament debe proponer un candidato a la investidura y, en caso de no alcanzarse la mayoría necesaria para ser investido, se pondrá en marcha una cuenta atrás de dos meses; una vez consumida sin que haya sido posible escoger otro nombre, la legislatura queda disuelta y se celebran elecciones al cabo de 54 días, como marca la ley electoral. Hasta la investidura de un nuevo president, Aragonès podría mantenerse como número uno en funciones del Govern.

3. Elecciones, ¿antes o después?

Esta cesión provisional del mando de la Generalitat a ERC en caso de inhabilitación de Torra incomoda a JxCat, que sigue aplazando su proceso de reordenación interna y de sustitución de liderazgos. Una opción a su alcance, reconocen voces de JxCat, sería que Torra precipitase la convocatoria de nuevas elecciones antes de que la condena de inhabilitación fuese firme, para no tener que ceder el mando.

¿Qué margen tendría Torra para controlar él la convocatoria de comicios antes de que sea inhabilitado y no pueda hacerlo? Aunque el TSJC condene al president –no está previsto que la sentencia se demore más de unas semanas–, no sería apartado del Govern hasta que el Supremo lo ratificara. El promedio del alto tribunal para resolver recursos no suele ser inferior a los nueves meses.

4. La carta Puigdemont

Hasta hace unas semanas, ERC insistía en sugerir un adelanto electoral como respuesta a la sentencia del ‘procés’, un escenario del que JxCat no quería ni oír hablar. El 10-N en Catalunya puede matizar las previsiones de partida. ERC teme que JxCat aproveche la coyuntura –ahora más favorable para sus intereses– para adelantar elecciones, situar a Puigdemont como cabeza de lista y acompañarlo, por ejemplo, de Laura Borràs. A su vez, a partir del 23 de febrero de 2020, el expresident Artur Mas volverá a ser elegible, al finalizar su inhabilitación.

5. Impacto en la investidura de Pedro sánchez

La espera de la sentencia del TSJC tras el juicio a Torra coincidirá con las conversaciones para la investidura de Pedro Sánchez, en las que los 13 diputados de ERC pueden jugar un papel relevante.

ERC ya se ofreció a facilitar la investidura de Sánchez tras el 28A, pero la situación se ha complicado: las condenas a los líderes del ‘procés’ y la presión de la CUP y JxCat pueden hacer más difícil que los republicanos desbloqueen el Gobierno. Ese ventual apoyo podría pasarles factura en las próximas elecciones catalanas.

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