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El Bot Salvavides de Calafell se postula como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad

Por lo que representó para una sociedad de hace un siglo, pero también por haber pervivido gracias al empeño de los vecinos y hoy ser un símbolo de tenacidad y un valor cultural

El Bot de Calafell en una de sus exhibiciones de giros en el mar.

El Bot de Calafell en una de sus exhibiciones de giros en el mar.Foto: Bot Salvavides Calafell

José Manuel Baselga
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Cada vuelta es una memoria, un homenaje, un recuerdo. Cada giro en el mar atesora tradición, compromiso, identidad y sentimiento.

El Bot Salvavides de Calafell, la histórica barca de rescate de pescadores cuando la actividad marinera llenaba la playa de embarcaciones, presentará candidatura como patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco.

Será una travesía larga. Pero de largas travesías, golpes de mar y superación, el Bot de Calafell y sus tripulaciones en más de un siglo de historia acreditan veteranía.

Exigencias

La histórica barca cuando el mar pegaba y reclamaba su tributo, cumple las exigencias para ser patrimonio inmaterial de la humanidad. Por su historia, significado y simbología. La Associació Bot Salvavides de Calafell impulsa el reconocimiento a una tradición que atesora más que su presencia en el mar.

El Bot Salvavides de Calafell.

El Bot Salvavides de Calafell.

Tras ser aprobada la opción del reconocimiento en el Ayuntamiento, debe pasar a la Generalitat y al Gobierno Central y de ahí formalizar una candidatura en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que incorpora el reconocimiento de lo inmaterial en 2001.

Una primera palada para ser patrimonio inmaterial ha sido la edición de un libro sobre esa embarcación que hoy es símbolo por sus giros en el mar para mostrar que es insumergible. La obra es de Joan Santacana y de Anna Casellas.

El Bot muestra la identidad e historia de un pueblo y la implicación vecinal

El Bot Salvavides encierra en sus maderas la implicación de conservar una creación humana que podría desaparecer, la identidad de un municipio y sus gentes, la promoción de la diversidad y la continuidad gracias a la participación de muchos. Además permite un reconocimiento mundial a una actividad que fue esencial en décadas dedicadas al mar en muchas costas.

La historia del Bot, el de Calafell y el otras muchas localidades, pero el del municipio del Baix Penedès es de los poquísimos en el mundo que pueden seguir viéndose en activo en exhibiciones. «Es la de la lucha del hombre contra el mar», como señala Santacana.

El primer Bot llegó a Calafell en 1920.

El primer Bot llegó a Calafell en 1920.

Esa historia comenzó en julio de 1920 cuando la localidad recibió su barca de rescate. Era una necesidad después de varios naufragios y muertes de marineros. El Bot atesora la sociedad que lo originó. Hoy es un atractivo cultural por las vueltas que da sobre si mimo en el mar para volver a enderezarse.

Pero la recuperación tiene un origen de reacción de los vecinos por su barca. La degradación de la embarcación motivó que en 1975 se ofreciese al que debía ser Museu Etnológico del Mar en Tarragona y el bote fue hasta allí. Ese proyecto no cuajó y la barca quedó olvidada y vandalizada incluso sufrió dos incendios.

El Bot quedó destrozado.

El Bot quedó destrozado.

Unos vecinos la vieron en ese estado en 1984 y la fotografiaron. Cuando las imágenes fueron vistas en la revista local Retruc hubo indignación en Calafell y una movilización popular pidió al Ayuntamiento que recuperase la barca y exigiese al Museu la reparación.

En 1988 comenzó a restaurarse en Tarragona y la barca regresó a Calafell en junio de 1989. Ya se preparó a una tripulación para el relevo de los marineros que durante años había ido a los rescates y que realizarían los giros.

El porqué de las vueltas

El origen de esas vueltas parte de una decepción. Aunque ya se realizaban en los años para probar la insumergibilidad, tienen origen en 1954 cuando Sitges organizó una regata también con las barcas de Calafell y Vilanova. Los de Calafell quedaron últimos, y, heridos en el orgullo, comenzaron a hacer girar su barca para compensar el mal resultado en la carrera. Y quedó como emblema del Bot de Calafell.

Muchos conocen al Bot de Calafell por sus giros en el mar.

Muchos conocen al Bot de Calafell por sus giros en el mar.

Con los años la barca es un símbolo. El original de 1920 no pudo repararse y tuvo que hacerse uno nuevo, por lo que sería de hecho el que en los últimos años fue objeto de varias reparaciones. La más intensa fue en 2017, pero no dio resultado. En los presupuestos participativos de 2019 se acordó hacer uno nuevo que acabó en 2021.

Nació de una necesidad solidaria de los tripulantes. Hasta 83 ha tenido en su historia. Y en una última época incorporando una tripulación femenina, ejemplo de que las tradiciones deben adaptarse a la sociedad.

«Una de las cualidades del Bot es la persistencia», como relatan los autores del libro. La persistencia para salir a los rescates, para recuperar la barca, para mantenerla y para seguir con la tradición.

El Bot ofrece una información histórica, estética, sociológica y de ideología colectiva. «Es lo inmaterial lo que da valor a lo material».

El origen de los botes salvavidas

La historia de los botes salvamento de náufragos arranca a finales del XVIII y comienzos del XIX en las costras británicas y fue ejemplo para el resto de sociedades de salvamentos. El primer bote fue en Inglaterra en 1790.

La tradición de dar vueltas sobre sí mismos en el mar era una técnica para demostrar que eran insumergibles. En España en 1861 se compraron siete embarcaciones que luego fueron trece y se repartieron en varios puertos, entre ellos Tarragona.

Las primeras tripulaciones del Bot de Calafell.

Las primeras tripulaciones del Bot de Calafell.

Los tributos que se cobraba el mar en forma de vidas hicieron necesarias esas barcas. Desde el primer momento los pescadores de Calafell reclamaron una de esas embarcaciones.

El suceso de una mañana de noviembre de 1886 reafirmó esa necesidad cuando frente a Vilanova hubo 22 muertos que conmovieron a todos los pueblos del litoral del Penedès.

La Sociedad de Salvamento de Náufragos quedó constituida en 1887. Gracias a un premio de lotería de Navidad los pescadores de Vilanova pidieron la compra de un bote insumergible. Calafell también había sufrido la pérdida de marineros y naufragios, por lo que se intentó tener una de esas barcas insumergibles.

El Bot de Calafell.

El Bot de Calafell.

Fue el capitán de barco Lorenzo Milà quien intentó conseguirlo y constituyó una junta de salvamento marítimo local. Pero ese intento fracasó, como también una segunda intentona.

A la tercera fue la vencida y en 1919 se encargó el Bot Salvavides en la Drassanes Miquel Corbetró de la Barceloneta. El 19 de junio de 1920 el Bot de Calafell estaba acabado y llegó a la localidad en julio de ese año.

Entonces en Calafell, que ya logró caseta de salvamento del Bot, la flota estaba formada por 108 barcas a vela y remos con una dotación de 335 pescadores.

Hizo en primer rescate en 1921 y el último en 1954

En enero de 1921 el Bot realizó su primer rescate y los encadenó durante año hasta junio de 1954 cuando salió por última vez a un salvamento. El turismo y el motor en las barcas había relegado la actividad pesquera y bote fue deteriorándose.

En 1969 se solicitó a la Sociedad de Salvamento el desguace para poder destinar su caseta a otros usos. Pero se ofreció la venta al Ayuntamiento. Hasta 1971 estuvo en aceptables condiciones pero al estar a la intemperie la degradación se aceleró. Y comenzó la historia de resurgimiento.

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