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Mucho antes de que la A-7 sacara el tráfico rodado de Cambrils, había un punto de referencia en la N-340 que era muy conocido por camioneros y familias que circulaban por la villa marinera a diario. El punto kilométrico en cuestión era el 1.145. Allí un tótem en forma de tenedor de tres púas anunciaba a turismos y camiones que había un restaurante singular para todos los gustos y placeres. Era el Gran Buffet de Cambrils.
El edificio se levantó hace más de tres décadas. Sus propietarios, Vilalta Corporation. El nombre de la sociedad ha ido cambiando con los años, «pero siempre hemos sidos los titulares del edificio de más de 2.000 metros cuadrados», explica Pere Vilalta, titular de este antiguo restaurante de carretera.
Inspección sanitaria
El negocio fue viento en popa muchos años hasta que una inspección de sanidad del Ayuntamiento de Cambrils puso en tela de juicio su continuidad. Los técnicos que visitaron el restaurante encontraron un conjunto de anomalías suficientemente graves como para cerrar temporalmente el Gran Buffet de Cambrils y renovar la instalación para garantizar el perfecto estado de los alimentos.
«La situación sanitaria, sumada a la puesta en marcha de la variante, terminó por languidecer el negocio, momento que aprovechó el arrendatario para dejarlo morir», asegura Vilalta. Precisamente el 3 de enero de 2014 había convocada una huelga de los 23 trabajadores que estaban en plantilla. Todos ellos habían reclamado cobrar el sueldo de los últimos tres meses y amenazaban con impedir la apertura del Gran Buffet desde las seis, la hora en que se ponía en marcha. La huelga se desconvocó in extremis al alcanzar el compromiso de recuperar el dinero adeudado y actualizar salarios.
Pero la situación ya no mejoró y el restaurante de carretera terminó bajando la persiana definitivamente ese 2014.
Bazares que no cuajaron
El cierre del Gran Buffet de Cambrils dejó un gran vació en esa zona de la ciudad que está considerada de uso comercial (además de residencial). Vilalta explica que «me reuní con el Ayuntamiento informalmente proponiendo que ese solar mantuviera actividad con la presencia de algún bazar chino, pero rfechazaron mi propuesta y el restaurante quedó abandonado».
Con los años, poco queda del esplendor del Gran Buffet. Hasta hace poco, las bolsas de basura formaban parte del paisaje junto a los destrozos visibles de este local. Ahora, con las bolsas ya recogidas, sigue habiendo gran cantidad de basura, baldosas, cristales, fibra de vidrio, hierros...
Ante esta situación, el Ayuntamiento ha requerido a la propiedad que limpie el solar, lo deje en condiciones o lo derribe. Pere Vilalta explica que el viernes o a más tardar el lunes «solicitaremos permiso y una vez concedido buscaremos a una empresa para que derribe la construcción». El proyecto debe tener en cuenta no sólo el derribo de las paredes, también la clausura de pozos y nivelar el terreno. Vilalta apunta que «hay una zona subterránea que podría recuperarse como aparcamiento e intentaremos que se deje construido por si en el futuro se puede reaprovechar».
El plan parcial en el que está el Gran Buffet se halla en trámites de creación de la junta de compensación. Allí podría albergarse una zona comercial que recuperara la vitalidad del pasado. Esta es la idea que tiene en mente Vilalta Corporation.
