El ‘Guillermo Tell’ que combate el cáncer de mama en Cambrils

El doctor Santos López combina el quirófano del hospital de Santa Tecla con sesiones de tiro con arco para pacientes operadas. Este deporte ayuda a prevenir linfidemas en los brazos

15 julio 2021 16:50 | Actualizado a 21 julio 2021 11:37
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Santos López maneja con la misma precisión un bisturí en el quirófano del hospital de Santa Tecla que un arco. Este cirujano de origen cartaginés de 57 años lleva media vida en Tarragona, donde ha echado raíces. Se considera un inconformista y aunque la medicina le absorbe gran parte del día, siempre busca disfrutar de su otra gran pasión: el tiro con arco.

Empezó por casualidad. «Yo era el padre que acompaña a los hijos y que se sentaba a leer el Diari mientras ellos aprendían», explica. «Al principio me parecía un deporte absurdo y no le prestaba más atención». Él había practicado diferentes deportes durante su juventud: tenis, vela… pero jamás se le había pasado por la cabeza tener la precisión de Robin Hood o Guillermo Tell con una diana a lo lejos. 

«Mi mujer me sugirió practicar este deporte para quitarme el vértigo que sufría a menudo. Y la verdad es que después de las clases me encontraba bien. Aquello empezó a gustarme y cada vez más», reconoce Santos López, que ahora tiene el máximo título que hay en España, de nivel 2.

Estudió medicina y se sacó el Mir en Barcelona. «Por mis hijos terminé en Tarragona y a trabajar en el hospital de Santa Tecla», reconoce. Lleva allí 24 años y ahora está como cirujano general aunque tiene una especialidad en patología mamaria. «La mayor parte de mi trabajo es el cáncer de mama», explica.

Durante años, las pacientes que pasaban por su quirófano continuaban la recuperación para evitar, entre otras enfermedades, que apareciera un linfedema (la acumulación anormal de líquido en el tejido blando debido a una obstrucción en el sistema linfático, que ayuda a combatir infecciones  transportando la linfa a través del cuerpo).

La extirpación del tumor en un cáncer de mama afecta a los ganglios y entre la operación y la radioterapia, este sistema inmunológico queda afectado, provocando que el brazo sufra con el tiempo un hinchazón, pérdida de fuerza… y una vulnerabilidad a las infecciones.

Aumentar el esfuerzo

Hasta hace menos de 5 años, las recuperaciones y rehabilitaciones del brazo con un riesgo de contraer un linfedema eran suaves, sin esfuerzos hasta que «un día, en televisón, anunciaron que un estudio del hospital Infanta Leonor de Madrid junto a la Federación Española de tiro con arco habían demostrado que este deporte era apto y bueno para personas con linfedema». La noticia sugería todo lo contrario. «El estudio hablaba que en lugar de mimar el brazo había que darle ejercicios de carga y de fuerza para combatir el linfedema», dice Santos.

El doctor empezó a buscar información y se encontró con otros estudios en los que se argumentaba que hacer deporte era bueno para combatir la enfermedad. Incluso deporte de esfuerzo como  levantamiento de pesas. Cada investigación reforzaba la teoría anterior.

«Si los estudios internacionales demostraban que ejercicios de repetición y con peso eran beneficiosos, hablamos de marcha nórdica, remo… ¿por qué no el tiro con arco, que también sería equiparable en repeticiones y peso?», explica el cirujano.

A los dos meses de aquella noticia el tiro con arco formaba parte de la terapia de un grupo de pacientes que padecía linfedema. De la mano de la Lliga contra el Càncer y el Club de Tir amb Arc (TAU) Sant Salvador las primeras pacientes tomaron contacto. «Empezamos con lo básico, como si quisiéramos aprender a tirar flechas», explica el doctor. Poco a poco subió la intensidad y la habilidad de las pacientes, que a medida que empezaban a tirar con más destreza buscaban la precisión para llegar a la parte central de la diana.

El ejercicio con el arco proporciona más beneficios que inconvenientes. Si el brazo afectado es el del arco, la vibración y la fuerza ayudan a combatir la enfermedad. Si por el contrario el brazo débil es el que tensa la cuerda, el movimiento y la fuerza para lanzar la flecha también influyen positivamente.

«Lo único que se debía prevenir era que hubiera golpes en el brazo afectado y por ello obligo a todas las pacientes a llevar un protector que evite cualquier golpe innecesario», explica.

Los talleres pasaron de Tarragona a Constantí y ahora en Cambrils, aunque la pandemia ha frenado las clases con las pacientes, el doctor López quiere ahora ampliar horizontes, implicar a más gente y por qué no exportar sus prácticas a Torredembarra. «Me gustaría alinear al Col·legi de Metges, a la Lliga contra el Càncer a la Federació Catalana y la Española… para poder crear una acreditación que permita a más monitores llevar esta actividad a diferentes puntos y ayudar al máximo número de personas con linfedema», suspira.

E principal hándicap para estos monitores son las acreditaciones que se exigen. A nivel estatal hay tres niveles, aunque en el tiro con arco solo se ha llegado hasta el nivel 2 y Santos López es uno de los que acredita este título.

Este singular deporte ha cambiado la suerte de este cirujano medio cartaginés medio tarraconense que le quitó el vértigo en su momento, se profesionalizó y alcanzó varios reconocimientos nacionales e internacionales que luce con orgullo…

Aunque el mayor trofeo de todos es ver como sus pacientes combaten la posible aparición de un linfedema en el brazo tras una operación de cáncer de mama.

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