El equilibrio del nombre de una calle en Calafell

Reportaje. El marqués de Samà favoreció que la localidad tuviese importantes infraestructuras. Pero también arrastra un oscuro pasado 

12 febrero 2022 18:20 | Actualizado a 13 febrero 2022 11:15
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Una de las calles de Calafell lleva el nombre del Marquès de Samà, que impulsó infraestructuras y servicios. Lo hizo por interés de sus negocios, pero ayudaron a la economía local.

Sin embargo Samà arrastra un negro pasado, como explica el historiador Joan Santacana en su Didactica del Patrimonio Cultural. Lo que lleva a cuestionar si merece el callejero

Anton Samà , de Vilanova, hizo fortuna en Cuba como comerciante. Su tío Salvador Samà, marqués de Marianao tenía negocios en al isla. De regreso a Vilanova Anton gestionó la herencia. Obtuvo el título de manos del Rey Amadeu I en 1872 por su amistad con el ministro de Fomento, Víctor Balaguer.

Esa amistad ayudó a impulsar en 1875 una vía de tren por Calafell, tener estación y la concesión en 1876 para las obras de la carretera a El Vendrell.

La concesión de la línea Barcelona-Valls fue para Francesc Gumà, ‘americano’ amigo de Samà. Gumà fundo la sociedad y en la junta estaba el marqués.

Intereses

El nudo ferroviario estaba en Sant Vicenç, pero Samà tenía intereses en Calafell. De la estación salían cada año más de un millón de kilos de vino y aguardiente de las destilerías de Samà, algarrobas, legumbres y otros.

De la destilería de Samà en el Hostal de Calafell salían 80.000 kilos anuales de aguardiente. Esa factoría la compró el comerciante y traficante de vinos Joan Samà a mitad de siglo.

La vía se inauguró en abril de 1882 con quejas de dueños de terrenos. La estación fue a suelo del terrateniente Pere Màrtir, que protestó porque no le rebajaron las contribuciones.

Samà también impulsó la llegada de agua potable. La familia explotaba desde 1851 una fuente en Castellet. Dos años después constituyó la sociedad El Gran Acueducto Villanovés para conducir aguas potables.

Coordinó la obra Manuel Tomàs que había abierto las fuentes de Santa Oliva. En 1878 logró permisos para las canalizaciones en Calafell. Incluso demolió un torreón del castillo para tener piedras para el depósito de la fuente pública.

Escuelas

Para financiar la obra se necesitaban casas que comprasen el agua a perpetuidad. Eran 1.500 pesetas por doce cargas diarias de 1.452 litros. 25 familias se apuntaron.

Otra obra fue el intento de construir nuevas escuelas. El Ayuntamiento eludía la obra y pedía una subvención de 1865, lo que era complicado por caduca. El marqués prometió 2.050 duros, pero en 1884 todavía no se había hecho y se pretendía aprovechar un plano de 1866.

El pasado

La escuela fue insuficiente. Un año más tarde el Ayuntamiento pidió al Ministerio vender el edificio y hacer uno nuevo que pudo inaugurarse un año después. Es la sede histórica del actual Ayuntamiento.

Las aportaciones de Samà han pasado por encima del negocio de las plantaciones de azúcar en Cuba que funcionaba con mano de obra esclava.

 

Salvador Samà heredó del primer marqués de Marianao, Salvador Samà, presidente de la Junta protectora de emancipados, entidad que simulaba liberar a los esclavos pero que les hacía trabajar en sus propiedades.

El marqués era amigo de Antoni López, marqués de Comilles, conocido como el Negrero y que también tuvo calle en Calafell.

La presencia de esclavistas en calles lleva a revisar callejeros. El Ayuntamiento de Vilanova, encargó un estudio. En la localidad hay infraestructuras aportadas por indianos enriquecidos por el esclavismo, un método de algunos indianos con negocios en las colonias españolas en el XIX.

Destaca sin embargo que en aquel momento ese negocio era legal. No fue hasta 1880 que la esclavitud quedó abolida en territorios de la corona española.

En Calafell una moción de la CUP ya llevó a sacar del callejero nombre franquistas como Caiguts y Màrtirs.

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