El héroe tarraconense más olvidado

Pere Frutos explicó este domingo en el programa 'Chester in love', de Cuatro, su experiencia en la búsqueda de cadáveres en las catástrofes donde ha actuado

19 mayo 2017 16:18 | Actualizado a 24 diciembre 2019 23:11
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Pere Frutos, presidente de la ONG K-9 de Creixell, pasó este domingo de ser un héroe tarraconense a convertirse en ‘alguien’ más allá de las fronteras de nuestra provincia. Aunque no quiera destacar, es un ángel para aquellos que le conocen o han tenido la suerte de ser ayudados por su equipo. Para los demás, administraciones incluidas, no existe. Ni una subvención, ni una ayuda económica... Sólo palabras vacías de sentimiento cuando regresa de prestar ayuda en una catástrofe en el planeta.

De la mano de Risto Mejide y su programa de Cuatro, Chester in Love, este jardinero jubilado por enfermedad, explicó a todo el mundo lo que hace él y su equipo cuando hay un temblor en cualquier parte del planeta. Mejide tenía en su sofá a María Belón, una superviviente del tsunami de Indonesia en 2004 y que motivó la película Lo Imposible.

«Me llamaron hace unos 15 días para grabar el programa. Querían que llevara mi perro», explicaba ayer Pere Frutos. Por motivos de logística, viajó sólo. «Al día siguiente de llegar a Madrid, estaba citado a las seis de la mañana en el plató y para la hora de comer, ya estaba de nuevo en el vagón de vuelta a casa», dijo.

Su testimonio en la pequeña pantalla conmovió a Mejide y a Belón. «Héroe», «La madre que te parió» fueron dos ejemplos de admiración hacia Frutos y a todo su equipo, empezando por los perros, los grandes protagonistas en una catástrofe para encontrar vidas o cadáveres.

Frutos estaba ayer satisfecho. «No me han cortado casi nada y sale el logo de la URV, nuestros grandes patrocinadores», reconocía sonriente. Rechazaba los elogios recibidos y recordaba que siempre ha querido ayudar al prójimo y nunca ha dudado en hacerlo, sin buscar palmadita.

Frutos habló de la muerte en primera persona. Él pasó 14 días en la UVI por culpa de una hepatits C contagiada en Filipinas. Incluso explicó la pérdida de una hija y el dolor al que se enfrentó. Aprovechó para remarcar que «los que viajamos a las catástrofes no son modelos de calendario», sino gente normal que «entrenamos todos los días (con el perro) para poder estar preparados». Quizá la pequeña pantalla ayude ahora a un reconocimiento más oficial a su altruismo.

 

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