Cuando Marc Servitje accedió al recinto y dio unos pocos pasos sintió tristeza. No queda nada en pie de aquello que vio hace décadas. Los jardines llenos de maleza. Y de aquella piscina y su cascada sólo queda en el recuerdo.
Servitje veranea en Calafell desde hace años. Por eso conoció el esplendor de la que fue un símbolo de la noche en Catalunya. De aquella macrodiscoteca Loui Vega sólo quedan ruinas.
«Quise entrar. Ver lo que había. Lo que quedaba». Servitje es miembro de la Associació Foto Club del Poblenou en Barcelona. «Me gusta fotografiar cosas destruidas». Y Loui Vega estaba ahí. Degradándose cada vez más.
Loui Vega abrió en 1988. Cerró en 2012 tras un intento de reabrirla en 2010 después de poner el cierre en 2008. Aquella macro discoteca fue un símbolo para generaciones. Por su estructura recibió un premio FAD de arquitectura y en sus instalaciones se grabaron anuncios de Kas Limón y de Gillette.
Muchos recuerdan las fiestas y aquel avión empotrado en su fachada que fue símbolo de uno de los últimos templos de la noche. Todo el solar y el edificio están en venta desde hace años. La discoteca está catalogada por su diseño, pero es irrecuperable. Hace años que se espera que algún día allí donde hubo fiesta acaben habiendo bloques de pisos.
Las fotos de Servitje son de las últimas realizadas. Para la memoria de muchos.
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