Era un cachorro. Asustado y físicamente agotado. Pero había sobrevivido gracias a los ladridos pertinentes que alertaron de que necesitaba ayuda.
La vecina alertó a la Policía Local de que el ladrido era continuo y que algo debía pasar. Así, una patrulla empezó a rastrear el origen de los "gritos de axilio" del perro hasta localizarlo exhausto en una balsa situada en una finca rural, entre la gasolinera y el campo de fútbol, al pie de la carretera de La Riera de Gaià.
Los agentes sacaron el cachorro del agua y lo secaron. El animal estaba exhausto y posiblemente la necesidad de beber o sin percatarse de la altura de la balsa con respecto al nivel del agua había caído en una trampa mortal, sólo eludible si alguien escuchaba sus ladridos de socorro.
El animal, en buen estado, y este miércoles se ha entregado a la Última Llar (Riudoms), donde podrá recuperarse del susto. Carece de chip identificativo y por tanto, no tiene dueño conocido.