El accidente de la avioneta que cubría el trayecto entre los aeropuertos de Ibiza y Reus el 3 de noviembre pasado y que terminó con sus dos tripulantes muertos fue causado por no seguir las normas de vuelo visual nocturno, según concluye el informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil.
De acuerdo con el organismo del Ministerio de Transportes, este factor habría provocado la desorientación espacial del piloto cuando se hizo de noche y "la eventual pérdida del control". A ello también habría contribuido, "como factor importante" en el siniestro, "la planificación de vuelo efectuada, ya sea por omisión o errónea valoración de las condiciones meteorológicas existentes" en el vuelo entre Ibiza y Reus.
Según detalla el mismo informe, la planificación fue "errónea u omitida" y no tuvo en cuenta los condicionantes de vuelo visual y nocturno que se habían previsto -y para los que el piloto estaba habilitado, según reconoce-. Adicionalmente, la previsión meteorológica previa al vuelo describía contingencias que se acabaron dando durante el vuelo. Las comunicaciones del piloto con los servicios de control aéreo confirmaron la presencia de nubes y las condiciones empeoraron a medida que avanzaba el trayecto.
Los investigadores apuntan que la trayectoria final "es consistente con" la pérdida de referencias visuales del piloto y el eventual proceso de desorientación espacial. En los últimos minutos de vuelo, según constata Aviación Civil, la trayectoria de la avioneta Piper Seneca con matrícula EC-HCA fue "errática". Ya en los últimos momentos, describió una trayectoria de descenso "con un gran viraje en espiral y alta velocidad vertical". Habría impactado contra la superficie del mar -unas 30 millas náuticas al sur del Delta de l'Ebre- en sentido invertido, situación coincidente con los daños que presentaba la aeronave.
La avioneta se precipitó al mar el 3 de noviembre cuando cubría el trayecto de vuelta entre el aeropuerto de Ibiza y el de la capital del Baix Camp. La tripulaban Marc Francesch, un conocido empresario del sector del camping en la Costa Daurada y presidente de JxCat en Torredembarra, y David Garcia, Mosso de Esquadra destinado a la comisaría de Cambrils. El 11 de noviembre unos pescadores encontraron en aguas de Castellón el cuerpo de Francesch. El cuerpo de García y los restos del aparato fueron recuperados el 24 de noviembre después de que un operativo de Salvamento Marítimo y la Guardia Civil los reflotar del fondo del mar, a 113 metros de profundidad.