Museu Deu, 25 años de un legado

Aniversario. El antiguo notario del Vendrell Antoni Deu Font atesoró una valiosa colección de arte que donó a la ciudad

16 agosto 2020 08:00 | Actualizado a 16 agosto 2020 09:24
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«No hay que entender de arte para opinar sobre arte, hay que sentir». Así define la directora del Museu Deu, Núria Payán, la pasión por el trabajo que realiza al frente de una institución que este año ha cumplido 25 años. Una celebración que, como tantas otras, se ha festejado de forma virtual con la creación de un canal de YouTube y la implicación de sus seguidores, que participaron compartiendo su relación con el museo a través de dibujos, fotografías y felicitaciones. Otra de las actividades que se realizó consistió en elegir una pieza de arte de la colección de la galería, recrearla mediante disfraces y después compartirla en redes. Una forma de afianzar ese mantra que tantas veces repite su responsable «el Museu Deu es de todos y está al servicio de la comunidad».

La experiencia ha sido positiva y, como cuenta Núria, «a partir del confinamiento se ha planteado un discurso digital y para todo tipo de público sin importar la edad o condición, traspasando fronteras y trabajando cada vez más en colaboración con los centros pertenecientes a la Xarxa de Museus de Tarragona i Terres de l’Ebre y otras salas del resto de Catalunya». Eso sí, en el momento en que se pudieron abrir las puertas físicamente, la primera acción que se llevó a cabo fue la de sacar una pintura a la calle «para que la gente viera una obra de arte y pudiera expresar lo que sintiera».

Así, se dio la circunstancia curiosa de que una de las obras pictóricas que se exhibió (Al bar de Ignasi Mundó, imagen superior en esta misma página) transmitía paz a uno de los miembros de una pareja e incluso lo invitaba a colarse en el lienzo para entablar conversación con la protagonista, mientras que la otra parte percíbia angustia y quería salir corriendo. Una anécdota que ilustra, según explica Núria, la riqueza de esa experiencia que se repitió tres días y en la que se mostraron dos cuadros y dos esculturas.

El Museu Deu se inauguró el 29 de abril de 1995. Situado en la Plaça Nova del Vendrell y custodiado por la escultura impertérrita de Pau Casals que se encuentra en la misma plaza, ocupa una casa señorial que fue remodelada en su momento para acoger la colección privada del antiguo notario del Vendrell, el Sr. Antoni Deu Font.

El museo no se puede comprender sin su benefactor, hasta hace poco relegado en el imaginario al nombre del fondo, pero que es la razón de su existencia. Personaje narcisista y algunas veces cuestionado, cedió todas las obras de arte atesoradas durante toda su vida en anticuarios, subastas y galerías con la condición de que se creara un espacio que las albergara, no se vendiera ninguna pieza ni se dispersara la colección.

Una donación a la que estuvo ligado literalmente hasta que murió, pues «quiso habitar el piso ubicado encima del museo para no separarse de sus obras y disfrutar de ellas mientras viviera» cuenta Núria Payán, quien compartió con él muchas anécdotas.

El equipamiento está dividido en cuatro salas entre las que destaca la «Sala de les catifes» por donde se camina por un suelo alzado de cristal que protege la colección de alfombras orientales y platos limosneros. También hay un acogedor jardín que sirve de escenario a conciertos, maridajes e incluso bodas civiles.

Destacan además, la existencia de dos espacios, dormitorio y despacho, en el que se exhibe cómo convivía el donante con las obras de arte, «una demanda exigida por el Sr. Deu», aclara la directora. La muestra es variopinta, dibujos, pintura y escultura de los siglos XIX y XX de la Escola Catalana, botes de farmacias, baldosas de artes y oficios, vidrio soplado catalán, cerámica, mobiliario, morteros góticos, arte religioso del que sobresalen piezas de orfebrería, alfombras, relicarios, casullas, rosarios…

Un total de 2.845 piezas de las que solo hay expuestas una tercera parte. Para compensar la falta de espacio, en la sala de exposiciones temporales se exhiben periódicamente los objetos en reserva «consiguiendo de esta forma que se convierta en un museo vivo y dinámico», añade Payán.

Un conjunto heterogéneo que responde exclusivamente a los gustos del coleccionista y del que no se puede destacar ninguna obra sobre las otras porque como respondía el notario cuando le preguntaban por su pieza preferida «todas son como mis hijos».

El último trimestre del año organizarán dos exposiciones temporales vinculadas a entidades del Vendrell (els Nens del Vendrell y la Associació de Veïns de Sant Vicenç de Calders) mientras trabajan en un futuro más digital y más comunitario porque en realidad se trata de eso, de hacer llegar el arte a cuanto más público, mejor.

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