«Port Halley arruinó la vida a muchos que comenzaron un negocio en Vila-seca»

El padre de Oscar Ferre tenía uno de los restaurantes en el Olzina Centre. Denuncia que la compañía gestora del complejo les «desahució» y no pudieron recuperar el dinero invertido 

02 octubre 2018 08:28 | Actualizado a 02 octubre 2018 11:02
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

El complejo de ocio Olzina Center de Vila-seca, más conocido como Port Halley, ha ido perdiendo negocios desde que se inauguró en 2008. Entonces contaba con una veintena de establecimientos y ahora tan solo son seis los que siguen abiertos. Se trata de Mercadona, Decathlon, Cinemes Oscar, Merkal Calzados, la bolera y la tienda de vinos Wine Palace. No queda ninguna cafetería, ni bar, ni restaurante.  

El padre de Oscar Ferre fue uno de los que abrió un restaurante cafetería en el complejo. Según explica, se vieron obligados a marchar. «Nos desahuciaron. Nos echaron», explica Ferre. Los miles de euros invertidos en su local se convirtieron en una deuda prácticamente inasumible para ellos. El joven de Vila-seca denuncia que la empresa gestora del complejo, Port Halley, SL, «arruinó» la vida de muchos que decidieron iniciar su negocio allí con toda la ilusión. 

Inicialmente la familia de Oscar quería abrir un restaurante en Vila-seca. Pero se les presentó la oportunidad de hacerlo en el futuro flamante complejo Olzina Center. «Ellos nos vendieron un proyecto en el que había las grandes firmas. H&M, Pepe Jeans… Nos dijeron que estaban todos los locales llenos menos la hostelería (…) tenía que ser un centro comercial potente». 

En 2007 empezaron las obras de su restaurante llamado El Terrer. Hicieron una inversión inicial de 670.000 euros y pidieron un crédito para poder financiarlo. Según Ferre, ellos habían iniciado los trabajos pero el resto de locales seguían parados. Más tarde se instalaron la heladería Dino, la tienda de ropa Chiquiboy, la zapatería 10x10 y Decathlon. 

Cuando se inauguró en 2008 en la primera planta, donde se ubican también los Cinemes Oscar, había el restaurante Comete Algo, Mateu & Domi y El Terrer. Y en la planta 0 había otra pizzería. «La gente venía. Pero aquí no había nada. Comían y se marchaban. Los viernes y los sábados trabajábamos muy bien, tenía clientes. Pero los martes la gente no venía», explicaba Oscar.

Los establecimientos estaban obligados por contrato a abrir todos los días menos uno en todo el año. «Teníamos que cumplir el contrato. Pero los que no lo cumplían eran ellos», expone Ferre. Señala que la empresa gestora también debía tener el 60% de los locales abiertos si no quería exponerse a penalizaciones. «Pero nunca pasó nada. Ellos se lavaban las manos. Decían que no tenían la culpa de que no viniera nadie», dijo. 

Los establecimientos de hostelería se reunieron con la compañía gestora. Esta les dijo, apunta Oscar, que lo único que podía hacer era no pagar el alquiler. Y entonces hicieron una prórroga de unos seis meses. Durante un tiempo lo «salvaron» de esta forma. La familia de Oscar pagaba más de 11.000 euros de alquiler al mes. 

Fueron enviando quejas a la empresa. Estuvieron más de tres años con esa situación. El complejo «tampoco contaba con todo lo que se nos había enseñado en el proyecto. Arriba se tenían que instalar unos paravientos, unas velas…y nada». 

Cuando se instaló Mercadona cambiaron los estatutos del complejo. Con la nueva normativa todos los locales tenían que cerrar a las diez de la noche. Ferre asegura que tuvieron mucha guerra con este tema. Él abría su restaurante coctelería hasta las tres de la noche. El cine se quejó y finalmente pudieron abrir hasta que cerrara el cine. Pero el complejo estaba sin luz y se produjeron varios robos en los coches. 

A finales del 2012 la familia de Oscar inició un primer proceso judicial. Presentaron una reclamación para rescindir el contrato porque «Port Halley no hizo todo que tenía que haber hecho». Querían marcharse y recuperar la inversión realizada. El juez dijo que debían pactar una resolución del contrato. «Y al cabo de 15 días nos desahuciaron. Nos echaron. En el juicio aceptamos pactar y ellos nos echaron a la calle». 

Tenían un contrato de 10 años. Según Ferre, cuando les echaron, otra empresa cogió el relevo de Port Halley. Explica también que esta compañía se ciñó a las cláusulas que habían firmado inicialmente. Que si se marchaban antes de 5 años tenían que pagar la totalidad del alquiler de los años pendientes del contrato.

Y que en 2016 les llegó una reclamación de 1.200.000 euros. Y volvieron a ir a juicio. Logró obtener el dinero suficiente para pagarse una defensa. Le costó más de 20.000 euros. Y finalmente el juez les dio la razón y no tuvieron que abonar esa cantidad. 

Ferre explica que otros locales de hostelería no pudieron pagarse el juicio y aún acarrean la deuda. Él consiguió tirar adelante pero no fue fácil. Debía retornar el crédito que pidió su familia para hacer la inversión. «Lo que busco es que no le pase a nadie más (...) Estuve casi dos años sin poder pagar la hipoteca con una niña recién nacida. Somos trabajadores y hemos ido saliendo del agujero. Pero mi padre ya no está».

Al principio la situación llegó a afectarle la salud a él y a su familia. Y explica que si el negocio no hubiera funcionado, sería diferente. «Aquí nos echaron al precipicio. No nos dieron opción de caminar».

Oscar es consciente de que el Ayuntamiento no tiene la culpa de lo sucedido. Pero en su momento se sintieron desatendidos por parte del consistorio. «Tenían que haber protegido más a su gente (...) deben tener algún tipo de responsabilidad sobre una concesión que dan», concluye. 

Port Halley, SL acumula una deuda de 880.000 euros con el Ayuntamiento. La compañía entró en concurso de acreedores en 2013. Ahora ha entrado en proceso de liquidación. 

Estafa BB Serveis: El documental ‘Pactos del Silencio’ llega a Tarragona

El 19 de septiembre Vila-seca acogió la proyección del documental ‘Pactos del Silencio’ de Toni Navarro. Hoy a las 18.30h se proyectará en el Campus Catalunya de la URV en Tarragona. El audiovisual muestra la estafa de BB Serveis, una compañía que defraudó 34 millones en servicios a la gente mayor y dejó por lo menos a 750 abuelos sin asistencia en toda España. La empresa también se encargó del servicio de limpieza y seguridad en Port Halley. Los empleados se quedaron sin trabajo y denunciaron impagos durante varios meses.

A raíz del documental Vila-seca en Comú sacó la cuestión en el pleno municipal del pasado viernes. Preguntó al equipo de gobierno si se había preocupado por los trabajadores y empresarios afectados por Port Halley y les sugerió una reunión con la Plataforma de Afectados BB Serveis. El alcalde Josep Poblet respondió que el consistorio «ha atendido y atenderá» a los afectados. 

Comentarios
Multimedia Diari