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El tiburón de la especie cailón que hace unos días fue sacado del mar en Segur de Calafell por unos pescadores, que lo encontraron muerto atrapado en un una red, ha llegado a una investigación.
Se ha abierto una investigación para intentar determinar si el ejemplar llegó a una lonja y fue vendido, ya que al tratarse de una especie protegida y en extinción su comercialización está totalmente prohibida.
La aparición de un cailón sorprendió a los científicos. Es una especie de escualo que se considera extinta en el oeste mediterráneo desde el Golfo de León, en Francia, hasta la península Ibérica tanto en la costa europea como africana.
De hecho algunas fuentes podrían situar el último avistamiento documentado de cailón en el Mediterráneo en 1913. Por eso la imagen que publicó el Diari del ejemplar sacado del mar en Segur de Calafell sorprendió a científicos y al Departament de Pesca de la Generalitat que ha iniciado la investigación de dónde ha podido acabar el ejemplar.
Los forestales acudieron al puerto de Segur de Calafell a recabar información y también han llegado hasta una lonja, donde podría haber acabado el tiburón, pero se desconoce si se ha comercializado. No obstante podría haberse conservado un fragmento que será analizado.
No es un regreso
La presencia del cailón en aguas del Mediterráneo ha sorprendido aunque como apunta Claudio Berría, científico del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) y de Catsharks, entidad que desarrolla proyectos de investigación sobre los tiburones, rayas y sus ecosistemas, descarta que pueda hablarse de un regreso del cailón a las costas mediterráneas.
«Quizá han habido otras capturas accidentales, pero no se han conocido. Aunque hay que descartar que haya una recuperación de la especie. Está considerada extinta».
Menos tráfico marítimo
Sobre la presencia del ejemplar en la costa de Calafell los científicos consideran que la reducción del tráfico marítimo y de la presencia de bañistas en las playas, ha motivado que estas especies se acerquen más a las costas.
El cailón fue sacado atrapado en redes a la altura de donde se suele colocar la línea de boyas de la zona de baño, a unos 300 metros de la costa y a una profundidad de entre 3 y cinco metros
También puede influir que la reducción de la actividad pesquera haya motivado que haya más presas para tintoreras o marrajos en zonas próximas a las costas, lo que acerca a sus predadores.
Así en las últimas semanas se han avistado marrajos, también difíciles de observar y sobre todo una inusual presencia de tiburones peregrinos que con toda probabilidad dejarán de ser tan visibles cuando vuelva la actividad a las costas.
El Instituto de Ciencias del Mar recuerda a los pescadores que en el caso de sacar un tiburón deben avisar al 112.
