Un paraíso natural en el corazón de La Pineda

Una de las grandes curiosidades de este espacio es que se halla anexo al centro urbano de La Pineda, mientras que al otro lado se hallan los campos de golf de Lumine

17 febrero 2020 09:00 | Actualizado a 17 febrero 2020 09:40
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La Sèquia Major de Vila-seca es un espectacular humedal rico en vegetación y fauna con especies tan llamativas y curiosas como poco comunes y difíciles de contemplar en cualquier hábitat natural de las inmediaciones.

Este espacio natural, que ocupa 17,3 hectáreas, puede ser visitado regularmente los domingos por la mañana en la temporada invernal (de 11 a 13.30 horas) y cuenta con el acompañamiento y las explicaciones de guías que conocen perfectamente este entorno, ubicado en pleno corazón de La Pineda. Este próximo domingo será la última ocasión en que los interesados puedan acercarse para conocer un bellísimo paraje mientras observan una fauna que cuenta con una cuarentena de diferentes tipos de aves y una flora de lo más variopinta que sirve de cobijo y resguardo a dicha fauna. La próxima ocasión para poder volver hacer una visita será ya en los meses de agosto y septiembre en sesiones de tarde.

Las visitas a la Sèquia Major son gratuitas y aptas para todas las edades. En ellas se explican la historia del lugar y sus valores naturales, se interpretan los rastros de actividad animal a través de las huellas, las plumas, los nidos y los restos de comida, y se observan aves con prismáticos y especies protegidas del espacio.

Entre la ciudad y el golf

Una de las grandes curiosidades de este espacio es que se halla anexo al centro urbano de La Pineda, mientras que al otro lado se hallan los campos de golf de Lumine. El visitante se encontrará una variada muestra de flora y fauna autóctonas, además de poder divisar aves migratorias en determinados momentos del año. De ahí que no sea extraño atisbar flamencos en la Sèquia Major durante su viaje hacia el Delta de l’Ebre o la esbeltas cigüeñas reposando en este punto de descanso.

Esta zona húmeda se originó en base a los sedimentos arenosos aportados por el río Francolí en su desembocadura hacia el mar, aunque también ayudaron las filtraciones e inundaciones periódicas de agua marina, por lo que la alternancia entre agua dulce y salada originó una notable diversidad de ambientes.

Cuenta con cuatro lagunas y es un espacio natural protegido por el Pla d’Espais d’Interès Natural (PEIN) de la Generalitat de Catalunya, desde el año 1992. Se rige bajo la supervisión de la propia Generalitat, el Ayuntamiento de Vila-seca y el Lumine Golf.

El visitantes puede disfrutar de un interesante recorrido a pie de 2,2 kilómetros por el cual conocerá al detalle la diversidad ambiental. En este aspecto, la variedad de su flora logra asombrar con sus tamarindos, álamos o sauces, además de sus abundantes carrizales, juncos y prados. A ellos se les añaden los pinos mediterráneos, olivos, algarrobos o almendros.

Una flora que da cobijo a la gran diversidad faunística, entre las que encuentran animales tan singulares, como el fartet (Aphanius iberus) o la tortuga de agua europea (Emys orbicularis), especies que no se pueden ver en otras partes del territorio catalán porque están en peligro de extinción.

El humedal también recibe la visita de otros animales. Es por ello que se pueden ver conejos, además de comprobar el rastro de hurones, jabalíes o ardillas. Son sólo algunos de los mamíferos que deambulan por el espacio en busca de alimento.

Pluralidad de aves

Sin embargo, uno de los grandes reclamos de la Sèquia Major de La Pineda es la observación de aves. En el catálogo de posibilidades, el visitante puede toparse con algunas de las 38 especies que aparecen en la relación que ofrece la visita. Así, dependiendo del momento y de la época del año, se pueden apreciar abejarucos, garzas, águilas imperiales, aguiluchos laguneros, garcillas, carriceros, cormoranes, chorlitejos patinegros, ánades azulones (el conocido collverd), zampullines (cabusset), fochas, martinetes, patos, gallinetas, mosquiteros, garcillas, gaviotas, archibebes, cercetas o buitrones. Son sólo algunos de los ejemplos de la amplia pluralidad alada en el humedal.

La Sèquia Major se construyó con el objetivo de drenar los antiguos estanques cercanos al mar. Los terrenos de los humedales eran muy ricos desde el punto de vista agrícola, pero muy difíciles de cultivar debido al agua que se acumulaba. En 1537 se construyó este espacio, un largo canal que comunicaba los humedales con el mar, y que, al mismo tiempo, recogía el agua de canales tributarios más pequeños. Posteriormente se construyeron sistemas de regulación hidrológica, como la Caseta de les Xibeques.

El humedal se convirtió en una zona agrícola hasta principios del siglo XX. Abandonada la actividad agrícola, hace más de 30 años, los terrenos recuperaron su aspecto natural de prados húmedos, juncales y estanques, conservando al mismo, sin embargo, una parte de la red de canales de drenaje, entre los que estaba la Sèquia Major.

La recuperación de esta acequia permitió hacerla más accesible a los visitantes. Entre las actuaciones que se llevaron a cabo, destacan la de dragar y aumentar el canal principal, de más de un kilómetro; construir la laguna central y habilitar un espacio de 140 metros cuadrados para las aves; potenciar las comunidades vegetales; restaurar la Caseta de les Xibeques; levantar una torre de observación y habilitar un sendero y pasarelas de maderas para atravesar las áreas inundables.

Un punto de paso

Precisamente, el visitante de este recorrido disfruta de un espacio que cuenta con una riqueza natural realmente única dado que el humedal de La Pineda constituye un pequeño punto de paso y de descanso de aves migratorias, al tiempo que acoge algunas especies en peligro de extinción.

Los humedales son unos de los ecosistemas más diversos y ricos biológicamente, pero, a la vez, particularmente frágiles y vulnerables. Al mismo tiempo, son también especialmente relevantes. Su conservación posibilita la recuperación de las aves. En el caso de Catalunya, no son muchos pero los existentes están haciendo que algunas aves opten por permanecer en estas latitudes durante el invierno, en lugar de completar su viaje migratorio para pasar los meses fríos en África, como hacían antes. Es por eso que la Sèquia Major es un lugar perfecto para contemplarlas.

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