Una joven de Torredembarra crea una campaña para que su tío pueda recibir cuidados las 24h

Toni Fernández sufrió un meduloblastema de pequeño que le dejó secuelas importantes.Su situación se ha agravado en los últimos años. La familia busca recursos para su atención

04 abril 2021 06:10 | Actualizado a 04 abril 2021 18:01
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«Todo ha ido a peor desde que hace cinco años mi tío tuvo que pasar de nuevo por el quirófano a raíz del problema neurológico que sufre desde que le detectaron un tumor cerebral de pequeño y le quedaron secuelas importantes. Ahora ya ni puede moverse; es incapaz de hacer nada por sí solo; incluso ha perdido el habla y la visión en un ojo; tiene incontinencia y hay que lavarlo en la cama, porque no tenemos la casa adaptada ni podemos levantarlo. Necesitaría atención y cuidados de un profesional las 24 horas del día». A Marta se le entrecorta la voz. Y no puede evitar emocionarse cuando habla de la desgarradora situación en la que se halla su tío, Toni Fernández Rovira.

El complicado cuadro clínico de este ciudadano de Torredembarra, de 46 años, ha llevado a su sobrina a iniciar una campaña de crowdfunding, a través de la plataforma GoFundMe, con el objetivo de reunir el dinero que permita a su tío recibir los cuidados necesarios. «En casa todos trabajamos para poder llegar a final de mes y mi madre, que dejó de trabajar cuando Toni se quedó huérfano a los 24 años, está en una situación límite y cada vez le cuesta más cuidarle. Hace cuatro años pedimos ayuda a la administración para conseguir el ingreso en algún centro, pero seguimos esperando. Lo máximo que conseguimos es que venga una cuidadora dos días a la semana a lavarle, pero es insuficiente», explica.

La vida de Toni dio un giro inesperado cuando no había cumplido aún los siete años y le fue diagnosticado un meduloblastema, un tumor cerebral que puede afectar el sistema nervioso central. «Tenía dolor de cabeza, vómitos, no quería ir al colegio… incluso le llevaron al psicólogo por cómo se estaba comportando», recuerda la hermana de Toni, Isabel.

Después de varias pruebas le detectaron el tumor en Joan XXIII. De allí fue trasladado de urgencia a la Vall d’Hebron, donde se sometió a una delicada intervención quirúrgica a la que sobrevivió, aunque le quedaron secuelas importantes.

La más grave fue una hemiplejia de la parte izquierda de su cuerpo, con afectaciones en la movilidad y la visión. «Estuvo mucho tiempo tratándose con radio y quimioterapia y haciendo rehabilitación en el propio hospital», añade Isabel, que tiene muy grabado el momento en el que, al cabo de unos meses, volvió a ver a Toni cuando éste recibió el alta hospitalaria y regresó a la casa familiar de Torredembarra. «Pensé que no era mi hermano por cómo había cambiado».

Toni recuperó la movilidad y, aunque con algunas dificultades, podía caminar por sí solo e ir a clase. «Primero fue a la escuela Molí del Vent de Torredembarra y después al centro de educación especial Solc de Tarragona. Iba haciendo su vida, pero siempre en casa con nosotros», añade Isabel, de 52 años y quien se ha hecho cargo de él los últimos 22.

La situación se agravó hace cinco años, cuando a causa de una hidrocefalia perdía con asiduidad el equilibrio. Tuvieron que someterle además a una traqueostomia porque sufría de disfagia (dificultad para tragar) e implantarle una sonda nasogástrica. «No toleró ni una cosa ni otra, se lo arrancaba. Y desde entonces dejó de caminar, perdió la visión del ojo izquierdo... Todo se ha complicado desde la última operación». Por si todo eso fuera poco sufre ahora el virus Marsa, una bacteria que infecta a los pacientes debilitados por enfermedades o heridas.

El desgaste de todos estos años y los momentos críticos en los que ha tenido que atender a Toni –se ha atragantado en numerosas ocasiones- también afectan a la propia Isabel, madre de cuatro hijos. Ha sido diagnosticada con el ‘síndrome del cuidador quemado’. «Ahora ya no puedo más. Solo tengo ganas de sentarme y llorar», asegura.

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