Correr dando vueltas a la historia de Calafell

El yacimiento junto al que se harán pistas de atletismo es un gran desconocido

04 abril 2021 16:10 | Actualizado a 04 abril 2021 16:21
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Calafell habilitará pistas de atletismo en torno a los restos arqueológicos del Vilarenc, junto al paseo de la Unió.  Ese yacimiento obligó a modificar un proyecto urbanístico para que quedasen a la vista desde la rambla que une a los núcleos del pueblo y la playa.  Ahora ganarán presencia en el centro de un aro atlético. 

El anuncio del parque deportivo resaltará un conjunto poco difundido pese a su singularidad y al buen estado de su estructura. Los arqueólogos incluso realizaron una recreación de cómo fueron alrededor del siglo I antes de Cristo. Quedan las bases, pavimentos y, más alejadas, dos cisternas.  Tras su descubrimiento pudieron recuperarse cantidad de objetos, como fragmentos cerámicos y piezas ornamentales. 

Comenzó a excavarse en la época de la Mancomunitat de Josep Puig i Cadafalch. Fue de los primeros en Catalunya que afloró con planteamientos científicos.  Corría 1882 y ya se dibujaron planos de las actuaciones. Pero aquellos restos quedaron arrasados cuando a finales del XIX se roturó el terreno para plantar viñas. 

Nunca más se supo hasta 1967, cuando por casualidad aparecieron restos de unas cisternas. Los historiadores desconocían si tenían relación con la antigua villa. La duda duró 20 años.

En 1988 se supo que la zona se urbanizaría. Apareció una villa definida, que se creía que no tenía nada que ver con la destrozada y que podría haber estado ocupada entre el I a. C. y el III d. C.  

Muestra el hábitat de una familia con habitaciones, termas, muelles de carga para grano y aceite  y una zona de forja de hierro. Es el paso del mundo íbero al romano y su sistema de explotación de los recursos. 

La lógica
Es un ejemplo de cómo los romanos seguían reglas constructivas basadas en la lógica que dejó en sus escritos Vitrubius, arquitecto que indicó cómo debían ser esas construcciones, o de terratenientes como Catón, con su Tratado de agricultura.

En 1883 Eduard Llanas dio a conocer el hallazgo a la Associació d’Excursions Catalana a la que pertenecía el marqués de Samà, dueño del terreno y que identificaron como Stabulum Novum, una estación de la Vía Augusta. El historiador Celestino Pujol detalló el hallazgo  para la Real Academia de la Historia. Lo identificó como un conjunto termal. El arquitecto Puig i Cadalafch concluyó que era una villa con termas.

El arqueólogo Josep Pou señaló que la villa era de Italic, comerciante de cerámica con Italia. Era de la familia Bernius, asentada en Tarragona, pero con diversas propiedades, una, la de Calafell.

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