Están a pocos metros de una guardería y de una escuela en Coma-ruga. Son una treinta de casas que nunca llegaron a venderse y están totalmente destrozadas. El complejo residencial acumula, basuras, ramajes y destrozos.
Pero sobre todo es un riego por si algún niño accede para sus juegos, además de generar inseguridad a los vecinos de la zona. Porque en ocasiones acceden personas que pasan algunas noches.
Ocupadas
El Ayuntamiento reconoce que algunas de las casas están ocupadas. Son las que presentan unos patios más ordenados, las puertas cerradas y las persianas en condiciones. Y no son las conflictivas. Es peor durante el verano, cuando hay ocupaciones temporales.
Los vecinos y las familias que llevan a sus hijos al colegio y la guardería piden soluciones. También la comunidad educativa de los centros. Temen que algún día pueda haber una tragedia.
Las viviendas surgieron en la fiebre constructiva, pero recibieron de lleno con la crisis. No llegó a venderse y con el tiempo fueron saqueadas. De hecho el Ayuntamiento no llegó a recepcionarlas.
Además de la mala imagen la situación impide proyectos como el de los Caminos escolares para que los alumnos vayan solos al colegio en bici o caminando. Ningún padre estaría tranquilo si deben pasar junto a ese entramado de casas en ruinas.
Los vecinos piden que el Ayuntamiento intervenga saneando la zona y obligando a los propietarios a que tomen medidas. Incluso con la demolición si es necesaria para garantizar la seguridad y la salubridad.
El propietario
Pero la ley deja a los consistorios vendidos. La quiebra y desaparición de promotores, la adjudicación a bancos, la fusión de entidades, la venta de activos tóxicos por parte de las financieras hace que el hilo de la propiedad sea difícil de seguir.
Y aunque se adjudique la propiedad a un banco, hasta que éste firme la posesión, no tiene obligación de nada. Esa obligación sigue siendo del propietario-promotor, que de hecho ya no es titular. Los bancos retrasan la firma de la posesión porque de hacerlo estas propiedades entrarían en sus cuentas como pérdidas por el estado en el que están, además de que tendrían que asumir impuestos, seguros y actuar para evitar riesgos. En estos casos muchos bancos alargan esa firma y en el caso de que aparezca algún interesado lo dirigen al propietario.
El concejal Rafel Gosálvez explica que la Policía Local realiza patrullas, pero que cualquier otra intervención es imposible. Urbanísticamente el Ayuntamiento no puede entrar porque es una propiedad privada». Así el temor en la zona es que siga la degradación.