El cuerpo del perro fue descubierto en una zanja entre matorrales por unas jóvenes que estaban de paseo. Entre las ramas salía la pata de un animal y observaron que era un perro muerto. Avisaron a la Policía Local que se personó en la zona.
El perro fue retirado y la Policía Local inició una investigación para intentar localizar al dueño. Tras analizar el cuerpo se comprobó que el animal tenía un chip implantado y constaban dos propietarios.
El perro había estado tiempo atrás en una protectora y posteriormente fue entregado en adopción a un hombre. Se trata de una persona de edad avanzada.
Necropsia
Ahora se espera practicar una necropsia al animal para intentar determinar la causa de la muerte. En el caso de que haya sido por muerte natural podría derivarse una falta administrativa por abandonar el cuerpo en la vía pública, lo que está prohibido según la ordenanza de convivencia.
Según se ha explicado, el animal llevaba un collar de estrangulamiento con las puntas clavadas en el cuello y la bolsa que le cubría la cabeza presentaba restos de sangre. Ese tipo de collares está prohibido. El cuerpo estaba con una bolsa en la cabeza y cubierto con unos sacos.
En el caso de que el análisis del cuerpo determine que ha podido haber una muerte por maltrato, el caso podría iniciar una vía judicial y más por la recuente Ley de Protección animal que incluso contempla penas de prisión que endurece las penas en estos casos.
Los vecinos habían iniciado una campaña en las redes para intentar localizar al propietario. La Policía Local ya señaló que tras retirar el cuerpo comprobaría si tenía chip implantado para iniciar un rastreo que permitiese localizar al último propietario. Una actuación que se ha realizado con celerida. La Policía Local ha abierto diligencias.
