En Cambrils, la reapertura de la actividad recuperó cierta normalidad, aunque a cuentagotas. Algunos pequeños negocios decidieron subir la pierna, aunque a medio gas, para servicios concretos. Phone House, por ejemplo, activó la post-venta los servicios de urgencia y abrió su tienda de la Rambla Jaume I, aunque con medidas anunciadas en la puerta de entrada; mascarilla y guantes obligatorios. «Durante la mañana hemos trabajado con cierta normalidad, aunque hasta la próxima semana no vamos a ofrecer todos los servicios».
Algunas de las peluquerías del barrio marítimo sí iniciaron su regreso, aunque con citas previas a través del teléfono. «Teníamos lista de espera y los vamos cogiendo por cita previa», reconoció Noemí García, de la peluquería Noemí. En el local, todo tipo de control. Plásticos en los asientos de sala de espera, mascarillas y guantes. La higiene sanitaria también ha llegado a los negocios. Secuelas del coronavirus. «La gente necesitaba venir a la peluquería. Tenemos unos días de mucho trabajo», concluye.
El sector de los electrodomésticos también asomó la cabeza, aunque con cierta timidez. Quizás en esa palabra se puede resumir la primera jornada de la reactivación para pequeños comercios. Eso sí, las terrazas, los restaurantes y los bares siguen de parada. Para ellos, el turno llegará en siete días. Y Cambrils retomará cierto pulso perdido, aunque no con su capacidad completa.
De momento, ni el flujo de gente ni el optimismo se parecen a lo habitual. Las calles siguen sin el dinamismo de antaño, entre otras cosas porque existen todavía limitaciones de horarios para los ciudadanos. De ahí que la estampa habitual en la villa marinera no se asemeje a su naturaleza.
Otros locales aprovecharon la circunstancia para iniciar algunas remodelaciones y estar a punto para la apertura dentro de siete días. Entre cajas, mascarillas y la resignación del instante, la villa marinera intentará aprovechar al máximo una temporada turística que se avecina muy distinta a lo habitual.
En Salou, algunas peluquerías también decidieron acabar con la inactividad y apostaron por contentar la demanda de sus clientes a través del sistema de cita previa. Casi todas optan por esa medida de contención para que no haya aglomeraciones en sus salas de espera. Algunas de ellas trabajan con listas de espera que se han realizado con antelación.
El centro neurálgico de la zona comercial, sí recibe mayores paseos de ciudadanos, aunque todavía no ha recuperado su plenitud. Como en Cambrils, servicios relacionados con la restauración se mantienen cerrados hasta, por lo menos, el día 11. Sólo la ilusión de los deportistas y de esos paseos interminables por el paseo dan colorido al principio de la desescalada.
La costa necesita de sus servicios al completo para respaldar su oferta. Las playas se mantienen sin chiringuitos y las ciudades sin turistas. Aunque los presagios no invitan a demasiado optimismo, los empresarios desean salvar la temporada a base de buena actitud. Veremos si es posible que lo consigan.