La 'democrática' parrilla bajo la que Calafell debatía cómo afrontar epidemias

Los tederos eran más habituales en pueblos de interior.

31 agosto 2020 16:01 | Actualizado a 01 septiembre 2020 05:53
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Una especie de parrilla de hierro sobresale de la fachada que fue Casa del Comú de Calafell hace siglos. Eran habituales en los pueblos de interior. 

Por ello el historiador Joan Santacana destaca que esa primigenia farola es «un rarísimo ejemplo que ha pervivido en el tiempo, dado que se halla en un edificio comunal de un pueblo de la costa central catalana».  Los tederos se colocaban en las fachadas para iluminar las calles. Surgieron a finales del XVI y se mantuvieron hasta la llegada del gas en 1881.

Santacana recoge en su blog Didáctica del Patrimonio Cultural esa parrilla que se conserva en Calafell y que debe seguir como testigo del tiempo. En ellas se colocaban teas, unas astillas de madera empapadas en resina a las que se prendía fuego y que solían durar encendidas unas horas. En Calafell está en lo que fue la Casa del Comú, lo que en su momento sería el Ayuntamiento. 

Estas parrillas normalmente se colocaban para iluminar la plaza en días señalados, «especialmente fiestas patronales, Corpus o Navidad». También cuando se convocaba la Asamblea General de vecinos, «dado que no tenían espacio suficiente para alojar a los treinta cabezas de familia que componían la asamblea.

Bajo esa iluminación se debatían asuntos de interés. Santacana destaca la importancia en Calafell ya que señala que en los pueblos se colocaban en muy pocas ocasiones. El de Calafell está en la Casa del Común, un edificio del XVI reformado en 1786.

Allí se celebraba el consejo general del pueblo. «Estaba formado por tres brazos: el mayor, que eran los propietarios de tierras. El medio, que eran los que las tenían arrendadas y debían dar una parte de la cosecha, y el brazo menor que eran los braceros y campesinos pobres».

Ese consejo se reunía para escoger alcalde y síndicos o para casos urgentes como una epidemia, guerra o la reparación del templo. En Calafell en esa casa hubo asambleas desde mitad del XVI. 

La parrilla es una muestra del Antiguo Régimen, cuando los pueblos no estaban sometidos a jurisdicción nobiliaria o eclesiástica sino que dependían de la  jurisdicción real. «Los problemas graves se debatían en asambleas abiertas, ya que las soluciones dependían de que la mayoría estuvieran de acuerdo con la decisión. Bajo ellas  también era el punto donde más se alargaban las fiestas y bailes, que presidía el cura, que previamente había bendecido las cocas y dulces.

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