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La finca donde Calafell recibía a los afectados por las epidemias

Aquella masía estaba en medio de una zona boscosa

12 febrero 2023 18:48 | Actualizado a 12 febrero 2023 19:04
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Hasta la primera parte del siglo XX Calafell se había mantenido, especialmente en cuanto a masías. Desde el siglo XVIII había sufrido pocas transformaciones, pero la especulación inmobiliaria acabó con mucha parte de la historia.

Una de las que desapareció fue la de Mas Farell o Comafarella que ya aparece en documentos de 1565 y ya en 1792 como masía en la que vive Salvador Juncosa y que tributa a la iglesia dos portadoras de uva.

Entre 1835 y 1845 vivían cuatro personas. En el siglo XIX era considerada una zona abrupta y silvestre. Tanto que era el lugar para acoger a personas que pudiesen estar afectadas por alguna epidemia.

Estaba alejada del pueblo. Así en una situación como la de la epidemia de la fiebre amarilla de 1870 «se acordó nombrar el manso llamado el Mas Farell para recibir todos los individuos infectados procedentes tanto de Barcelona como de la Barceloneta», como recogen documentos de la época.

En barca

Añade que «a un caso de que llegue alguna barca procedente de la Barceloneta que desembarquen a los pinos de Sagú frente a la Comafarella y que después de salir de los barcos pasarán a la observación como los demás individuos que puedan llegar en ella».

Entonces la masía era propiedad de un descendiente de los marqueses de Samà, Enric Torres i Samà, que la vendió a Rafael Gibert i Fonts.

Heredada

El historiador Joan Santacan explica que éste estaba casado con Ana Maria Rión i Giró. Al hacer testamento heredó el hijo de la pareja, Rafael Gibert Rión.

Fue en 1888 que Rafael Gibert Rión, vendió la propiedad a Antoni Camps Muntanyola, que en un trapicheo volvió a vendérsela a Gibert Rion.

A partir de 1891 la heredad comenzó a fraccionarse y a venderse a finales del XIX. Una escritura de compraventa detalla que la casa tenía 186 m2, unos bajos con una bodega y los dormitorios en la planta superior. Los últimos habitantes del mas fueron Pau Garriga i Vives que hizo de guardabarreras del tren.

El 15 de octubre de 1980 se aprobó urbanizar lo que quedaba de la heredad. La masía desapareció y hoy sólo queda algún muro en medio del bosque.

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