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Fue en 1882 que comenzó a construirse y se colocó la primera piedra. Ya en 1885 pudo inaugurarse la primera capilla de la cripta. El templo de la Sagrada Familia, que para entonces nadie imaginaba lo que llegaría a ser, comenzó a levantarse gracias a aportaciones de los ciudadanos.
No se hizo en Barcelona por los precios de los terrenos en la ciudad. La construcción la promovía la Associació de Sant Josep y se negó a pagar esas cantidades y por ello comenzó a levantarse en Sant Martí de Provençals, que entonces era municipio, pero hoy es corazón de la capital catalana.
En un momento de esas aportaciones es cuando aparece una mujer. Isabel, que tuvo un papel crucial para la obra. Esa desconocida, que durante décadas ha sido una gran anónima, se ofreció a una aportación para financiar una segunda capilla que llevase su nombre.
Un millón
El arquitecto Antoni Gaudí se opuso puesto que la tal Isabel quería que la capilla estuviera dedicada a una santa que no pertenecía a la Sagrada Família. Fue a su muerte cuando la mujer donó todo su dinero, un millón de pesetas. En 1891 se aceptó esa aportación. Ese año comenzó a construirse la fachada del Nacimiento.
El escritor Julià Bretos, especialista en el templo de la Sagrada Familia, ha logrado identificar a aquella enigmática mujer que ha permanecido escondida en la historia durante 140 años.
Un trabajo al que ha dedicado tres años de investigación en archivos, actas notariales, censos en cementerios, sobre el terreno e incluso en la planta joven de El Corte Inglés, lugar en donde se encontraba la casa de la dama en 1880 antes del centro comercial.
La vinculación
Bretos ha plasmado esa historia en su libro La Dama sin rostro, que ya va por su segunda edición.
El autor está convencido de que «sin Isabel no existiría la Sagrada Familia tal y como la conocemos». Isabel, además, tenía una estrecha vinculación con El Vendrell. Quizá en la Sagrada Familia hay una necesaria semilla de El Vendrell.
El rastreo comienza sin embargo en Vilanova i la Geltrú, donde nace una tal Isabel en la calle Sant Sebastià. De ella no se ha sabido el apellido ni la identificación hasta ahora.
¿Cuál era el vínculo de Doña Isabel con El Vendrell? El propietario de la finca de la casa del Tancat de la Plana, Manuel Marquès Bolet (1833-1897), era cuñado de Isabel Bolet Vidiella (1825-1888).
Manuel Marquès compró la finca del Tancat, una gran extensión y hoy con un emblemático caserón, a Josep Escofer Vidal, de El Vendrell. Manel Marquès ayudó económicamente a su hermano Ignasi, marido de Isabel, en la fundación de las herrerías que tenía en Vilanova y en Sants de Barcelona, entonces un antiguo municipio.
Es una historia de engaños y testamentos ológrafos
Pero hasta llegar a la donación de Isabel hay una serie de vicisitudes de engaños, fortunas venidas a menos, hijos ocultos y El Corte Inglés de la plaza de Catalunya de Barcelona. Bueno, cuando aquello sólo era un solar. Bretos ha hilvanado esas historias en una trama de investigación.
Donde está El Corte Inglés
Recapitulando. Manel e Ignasi Marquès emigraron a Cuba y Manel se quedó en la isla, donde logró acumular un capital y ayudó a su hermano.
Para entonces Doña Isabel Bolet e Ignasi Marquès vivían en Barcelona, justo donde cientos de años después se levantó el centro comercial más emblemático de la ciudad.
El escritor Julià Bretos seguía avanzando para identificar a esa dama sin rostro de la historia. De Ignasi Marquès había poca información. Pero en el cementerio de Montjuïc de Barcelona hay un panteón donde reposan restos de Marquès Bolet. Pero ninguna mujer.
En un enterramiento en el cementerio de Piera hay un Ignasi Marquès y una mujer llamada Isabel que murió un 10 de septiembre de 1888. Bretos había logrado poner imagen a la Dama sin rostro en un apasionante rastreo que detalla en su libro.
El testamento clave
El marido de Isabel había fallecido tres años antes de cólera y dejó un testamento ológrafo, es decir, de sobre cerrado. Sin notarios. Con las voluntades escritas que decían que cedía todos sus haberes a su esposa en vida.
Y en este testamento guardado en secreto durante veinticinco años, el marido de doña Isabel hace una confesión que se desvela en este libro de Bretos y que sorprendió a todos.
Pero la mujer, con toda probabilidad afrentada por la confesión escrita, dejó un testamento en que decía que el dinero de la venta de aquella herrería de Sants (hoy la zona es la plaza de la Farga) se destinase a la Sagrada Familia, en un testamento que depara más sorpresas. Aunque dejó 50.000 pesetas para tres personas en Cuba.
Real
La donación de Isabel ayudó a que la Sagrada Familia se convirtiera en lo que hoy conocemos, siguiese creciendo con parte de la aportación que surgió en aquella histórica finca de El Vendrell.
Julià Bretos defiende que la identidad de la dama sin rostro es el misterio mejor guardado de la Sagrada Familia. Bretos es un estudioso del templo y la figura de Gaudí. Ha escrito Sapos y Culebras, sobre los tortuosos inicios de la Sagrada Familia.
Además es autor de Gaudí, santo o masón y de Diario de Gaudí. También es autor de Los secretos de la Sagrada Familia y En las entrañas del templo, una novela negra ambientada en la Sagrada Familia.
