La Policía Local desaloja a Jorge Fernández de la plaza del Ayuntamiento de Cambrils

El activista asegura que continuará con la huelga de hambre hasta que el consistorio lo empadrone en el municipio y restablezca los servicios básicos en la antigua residencia

02 septiembre 2018 20:03 | Actualizado a 11 septiembre 2018 12:33
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La Policía Local desalojó el Campamento Dignidad poco antes de las siete de la mañana de ayer domingo. Con esta acción se puso fin a 31 días de ocupación en la plaza del Ayuntamiento por parte de Jorge Fernández y los simpatizantes que lo apoyaron durante varios días en la protesta que inició contra el consistorio cambrilense porque no lo empadronaba en el municipio.

El permiso que el activista pidió para instalar una carpa en la plaza, justo delante del Hospital Lleuger Antoni de Gimbernat, finalizaba el viernes 31 de agosto a las 00.00h. Fue en ese momento cuando la Policía Local entregó una notificación a Fernández en la que comunicaban que no le ampliaban el permiso para prolongar esta protesta en la calle y que tenía 24 horas para retirar el campamento y abandonar el lugar.

Ante esta advertencia, el activista hizo un llamamiento a través de las redes sociales a conocidos y simpatizantes para que se dirigieran hacia la plaza para hacer resistencia a un desalojo que era inevitable y que aseguró que era una decisión del equipo de gobierno encabezado por la alcaldesa, Camí Mendoza. 

Activista social 
Fernández es el impulsor de Edifici Dignitat, un proyecto que quiere convertir la antigua residencia Montemar en un hogar social para acoger familias sin recursos .

Sobre las 23h se concentraron más de veinte personas en el Campamento Dignidad, entre ellas, Olga Prokina y su marido, David Shishkov, que un día antes habían recibido en esta misma ubicación las llaves de un piso en el que podrán vivir durante dos meses después de haber dormido en la playa durante 82 días. También estaban los compañeros de Fernández que lo han apoyado durante su huelga de hambre. 

El activista manifestó al Diari que tenía la intención de continuar con la protesta ante las puertas de la Casa de la Vila. «Lógicamente continuaré aquí. Aunque me quede sin el chiringuito no dejaré la plaza y me quedaré con mis objetos personales en un banco porque no se considera ocupación», afirmó el impulsor del proyecto Edifici Dignitat.

«Lógicamente me quedaré aquí. Aunque me quede sin el chiringuito no dejaré la plaza»

Fernández mostró su malestar con el equipo de gobierno y la Policía Local porque en ningún momento le habían explicado por qué no le ampliaban el permiso que ya había solicitado unos días antes. 

Horas antes de la acción policial, el activista también declaró que no abandonará la huelga de hambre -en ese momento ya llevaba 31 días sin comer nada y sobrevivía a base de agua, café y bebida isotónica- hasta que consiga el certificado de empadronamiento. «Luego lo que me pase será responsabilidad de ellos -el gobierno-, que tendrán que decir porqué han hecho esto (...) Si estoy en huelga necesito una protección para dormir», dijo.

Presencia de Policías y Mossos
Justo cuando vencía el plazo, un agente de la Policía Local salió en varias ocasiones de las oficinas -ubicadas en el mismo edificio consistorial- para controlar a la gente que estaba en la plaza y treinta minutos más tarde aparecieron dos dotaciones de Mossos de Esquadra para preguntar el motivo de la concentración. 

Sobre la 1h, y sin apenas movimiento por parte de los cuerpos policiales, varias personas abandonaron la plaza porque pensaban que el desalojo no se llegaría a producir. Pero poco después de la 6h la Policía Local procedió al desahucio de las carpas y lonas que cubrían el campamento, así como el colchón, las sillas y el sofá que ya formaban parte del decorado de la plaza y que la brigada municipal se encargó de retirar. 

«Continuaré con la huelga de hambre hasta que no me empadronen. Lo que me pase será responsabilidad del gobierno»

En una retransmisión en directo en Twitter, Fernández explicó que un agente le había requisado el móvil personal y que habían obligado a los simpatizantes a apagar los dispositivos para no capturar el momento. 

Tras la acción, y en el día 32 de la huelga, el activista se instaló de nuevo con un puf y el cartel que explicaba la protesta al lado de uno de los bancos de la plaza. Según apuntó, esta es su décima huelga de hambre y ya ha perdido 17 kilos. 

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