La unión hace la fuerza: ¡Coopera y vencerás!

Ayer tuve un gran deseo de retroceder 30 años en el tiempo y volver a ser esa niña que tenía 10. Pero no solo deseé ser, sino también estar, estar enmedio de la playa de Llevant de Salou, rodeada de otros 799 niños cuyo único objetivo era (y así debería ser siempre), disfrutar de la vida.

«Estamos a la altura de la plaza de les Comunitats Autònomes». Me lo dijo Elena, la responsable de comunicación de las Escoles Cooperatives de Catalunya. Yo dejé el coche en la calle Nord (aparcar por Salou ya empieza a costar) y bajé por la calle Madrid. Les detallo esto porque, conforme me iba acercando al Passeig Jaume I, un montón de ‘luciérnagas’ amarillas comenzaron a aparecer a lo lejos hasta abarcar (y no es broma) todo mi campo de visión. Eran los 800 chavales de 5º de primaria de más de una decena de escuelas cooperativas de toda Catalunya, que ayer se encontraon en Salou para celebrar la XII edición dels Jocs Coopertius d’EscolesCoop.

Solo con verlos de lejos, empecé a desear ser un ‘brillito’ más entre ellos, y mientras me iba acercando, imaginé cómo debían sentirse en ese momento todos esos niños y niñas que solo podían rebosar risas y felicidad por los cuatro costados.

Efectivamente, una vez llegué al ‘meollo’ les prometo que, literalmente, aluciné. Centenares y más centenares de pequeños ‘mini pre-adolescentes’ (así llamo yo a mi ya no tan retaco de 9 años) ocupaban montones de metros cuadrados de playa y de paseo, que se habían convertido en una especie de macro campus deportivo cuya única finalidad era hacer que todos esos chavales practicaran la actividad física desde la cooperación entre ellos. Es decir, no había ni una sola actividad individual, ni tampoco había ganadores o perdedores. Todo, absolutamente todo, estaba pensado para llegar a las metas gracias a la unión entre todos ellos.

Compartir valores

El cooperar para tirar adelante en grupo son los valores que los 800 niños que participaron en la jornada se llevaron a su casa. Además, aprendieron a compartirlos con chavales que, hasta ese día, jamás habían visto. En definitiva, no solo tenemos que unirnos con nuestros amigos para alcanzar un fin: el mundo es mucho más amplio. Eso sí, para que no se sintieran solos, Laura, una de las monitoras, me explicaba que «en cada grupo hay mezclados 3 o 4 niños de la misma clase con otros de otras escuelas». Hay que cuidarlo todo... Òscar, profesor de la Escola de Sant Gervasi, estaba encantadísimo con la jornada: «es una experiencia muy agradecida, porque los niños conocen a otros de otras escuelas a través de algo lúdico como la realización de actividad física». Hay que abrirse, unirse, cooperar y solo así, tendremos la fuerza suficiente para vencer todo lo que se interponga en nuestro camino.