Miedo entre las viñas

Los vecinos de Sant Sadurní y de la zona de Subirats viven con angustia la presencia del terrorista

21 agosto 2017 20:06 | Actualizado a 21 agosto 2017 20:15
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Sant Sadurní quedó con las calles vacías. Un abuelo descansaba a la entrada de la residencia de la tercera edad y dos personas bajo la pérgola de un parque. Poco más en una ciudad en la que se bajaron muchas persianas de locales.

La noticia había corrido como la pólvora a través del whatsapp de muchos vecinos. Contaban que al terrorista de la Rambla de Barcelona se le había visto junto a un supermercado de la zona, antes de que por el entorno de la gasolinera que hay a la entrada del polígono industrial. El Ayuntamiento había pedido a los vecinos que no salir a la calle.

Cazado
Incluso cuando Younes Aboyaaqoub ya estaba cazado, las calles de Sant Sadurní seguían vacías.  A poco más de un kilómetro del centro urbano, en la rotonda que da acceso al polígono industrial, decenas de periodistas y cámaras intentaban captar una imagen tras el cordón de los mossos.

No parece que haya muchas empresas en ese polígono mirando desde la gasolinera desde la que pudo darse un aviso a los Mossos. «Hacia el fondo hay muchas», explicaba un joven. «Y por la zona cada día hay mucho movimiento de personas por las empresas y por los turistas que vienen a ver las bodegas».  Las de Freixenet, junto a la estación de Renfe.

El polígono queda enclavado en un suave paraje del Penedès, rodeado de viñedos. «Pero por aquí no hay casetas y barracas de piedra» en la que hubiese podido ocultarse el terrorista». ¿Cómo pudo llegar hasta la zona? En coche, escondido en uno de los muchos camiones que llegan al polígono, en tren y caminando desde le cercana estación ...

Un joven vecino  explica que cuando se difundió la imagen del terrorista «me resultó conocido. Como si lo hubiese visto por aquí». El joven, vecino de Sant Sadurní, narra que «hay bastante marroquíes por la zona y no hay problemas». Pero el de la foto no le resultó desconocido.

Bajar del tren
Ya abatido el terrorista, eran muchos los vecinos que bajaban del tren de regreso de su trabajo.  Principalmente vuelven de  Vilafranca y  Barcelona.  Con Younes Aboyaaqoub ya muerto bajar del tren y caminar hacia casa  daba algo más de tranquilidad. Porque todos sabían lo que había pasado. Pero aún así preferían encerrarse en casa.

Sant Sadurní es uno de los pueblos que quedan en la zona vitivinícola de Subirats, donde hay otros municipios, pedanías y bodegas diseminadas entre viñas una vez se deja la carretera N-340 o la autopista AP-7.

De ir por las carreteras que serpentean el territorio se pasa por diversos de esos núcleos en los que ayer también había muy pocos vecinos por la calle.  Los pocos que se encuentra para preguntar sabían lo que había pasado.  «Aquí también hay miedo», decía una joven en Lavern. «Esto es muy pequeño y hay muchos campos alrededor para poder esconderse».

Desde la rotonda en la que se agrupan decenas de cámaras y periodistas de medios de todo el mundo se ve  a lo lejos el dispositivo de los Mossos.

Prácticamente ningún vecino acude hasta la rotonda. Prefieren quedarse en casa.

En la carretera esperan numerosos taxis de Barcelona que han trasladado a los corresponsales que habían sido enviados a la ciudad.

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