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Una edil del Ayuntamiento de Creixell ha sido víctima este fin de semana del robo de su motocicleta, una scooter de más de diez años de antigüedad. El vehículo apareció calcinado y con muchas dificultades para identificarlo debajo de un puente en la N-340, dentro del término municipal de Torredembarra.
La concejal participaba el sábado de la fiesta del Carnaval (Creixell lo celebra más tarde) y poco después de las 4 de la madrugada aparcaba enfrente de su vivienda. El garaje estaba lleno y dejó el vehículo estacionado en la calle. «Cuando dejé la moto, en la calle había dos jóvenes pero sin ninguna actitud sospechosa», afirma.
Entro y salió de casa y vio que el asiento no estaba correctamente anclado. Se extrañó, pero no le dio más importancia. «El domingo no salí de casa y el lunes, en un viaje de carácter personal a Barcelona, vi que la moto no estaba aparcada», explica.
La concejal de Creixell se acercó a la Policía Local para presentar la correspondiente denuncia por robo. Paralelamente, envió algunos mensajes por las redes sociales por si sonaba la flauta. Nadie contestó en las siguientes horas.
Coincidencia
La edil aprovechó la tarde del lunes para dar una vuelta por diferentes zonas de Creixell y admite que localizó un faro y algunas piezas en un parque público de la localidad. Pero ni rastro del resto de la scooter.
Poco más tarde, un amigo de Torredembarra la llamó. Sabía que la Policía Local había encontrado debajo de un puente de la N-340 una moto calcinada. Podía ser la suya. La concejal llamó a la Policía Local y preguntó sobre el vehículo calcinado.
Tras aportar datos, la Policía le informó que el vehículo estaba muy dañado, pero que había una alta probabilidad de que fuera su scooter. La misma policía le explicó que el aviso de un vehículo en llamas entró en el teléfono de la comisaría el sábado poco después de las 6 de la mañana.
Lo que extraña tanto a los agentes como a la concejala es que quemaran una moto que es más útil desmontarla a piezas.
